Cómo serán de vergonzosas las palabras del presidente Alan García que sus eficientes operadores mediáticos (llámese lobbystas) han desaparecido de las notas periodísticas los adjetivos e insultos lanzados por el presidente esta mañana en una ceremonia de entrega de llaves de un conjunto de casas planificadas y empezadas a construir durante el gobierno anterior. Comechados, ociosos, picones, suicidas, fueron, entre otros, los insultos lanzados por el presidente a quiénes se atreven a protestar por el incumplimiento de promesas y por la tremenda incapacidad de este gobierno para gestionar el país.
Es obvio que el Dr. Alan García está desesperado. No sabe como gobernar. Constantemente nos quiere vender la idea que, como hay mas celulares, el país está mejor. Me recuerda las épocas en que decía que el Perú estaba bien porque la gente compraba más pan. No decía que compraban más pan porque tenían que llenarse con algo porque no había pollo, carne, pescado o fideos. Ahora otras son sus comparaciones: se vende más cemento, se consume más electricidad, hay más celulares, sí señor presidente es cierto pero en materia de empleo también hay más precariedad. Los principales índices de nuestra economía están bajando. Obviamente la prensa amiga del presidente, pero del presidente del consejo de ministros, nos dice que todo va bien. Están desconectados de la realidad. Una realidad que nos dice que no sólo hay incompetencia sino corrupción. Que no sólo hay corrupción sino más desigualdad. Que no sólo hay desigualdad sino más pobreza. Y encima la incompetencia también es política. El gobierno se abre frentes en todas partes: cocaleros, maestros, gobiernos regionales, mineros, transportistas, portuarios, enfermeras, médicos, políticos. Cree que porque insultan las cosas mejorarán. Hay que golpear la mesa dice el presidente con seriedad. No, le dice el premier, hay que dialogar. El problema está en que al premier ya nadie le cree, está desgastado, políticamente ya no está en capacidad de intermediar. Mecedor le dicen sin respeto los presidentes regionales. Soberbio le dicen sin ambigüedades sus colegas congresistas. Eficiente le dicen sus amigos periodistas aunque ellos mismos no se lo creen. El gabinete Del Castillo ya está desgastado, las renuncias de sus integrantes deben ser aceptadas. Ha perdido lo principal en política: la credibilidad. De no ser así seguirá el clima de violencia y protesta a nivel nacional.