domingo, 1 de julio de 2007
Si no hay problemas ¿por qué los insultos?
El presidente García y su premier Del Castillo no han escatimado adjetivos e insultos durante las últimas horas. Desde ociosos y desalmados hasta periodicuchos de poca monta, el lenguaje de las altas esferas del poder denota un altísimo grado de nerviosismo. Ante tanta procacidad valdría la pena preguntarnos ¿A qué se debe el malhumor del presidente y su premier?. Es obvio que se deben sentir impotentes ante tanta incompetencia. Tener dinero a raudales y una inexistente oposición y no haber hecho ninguna reforma es algo que los debe poner nerviosos. Y si a eso le agregamos la cada vez más probable extradición de Fujimori pues simplemente más de un "jerarca" del actual gobierno deberá poner las barbas en remojo. Pero los nervios no sólo se demuestran con los insultos del presidente y del premier que no quiere irse. También se manifiesta en las indudables demostraciones de intolerancia del gobierno que se plasman en sendas censuras a periodistas, a programas televisivos o radiales y a exposiciones artísticas. El caso de Piero Quijano es en ese sentido emblemático. Soy de los que cree que la muestra censurada no se debe a aquella que representa a miembros de las fuerzas armadas colocando el fusil sobre el cuerpo de un campesino sino a aquella alusiva a la vida familiar del Dr. García. Pero en verdad aquí lo más penoso no es la actitud presidencial que ya es un estandard en su comportamiento sino que la Dra. Cecilia Bákula ni siquiera se digne en renunciar. Ella, con su actitud, no sólo demuestra falta de estatura para un cargo que exige defensa de sus fueros, los culturales, sino carencia de algo más valioso: la dignidad. Ante el atropello de la censura la Dra. Bákula se ha comportado como un candidato al Tribunal Constitucional cualquiera, es decir con ausencia total ese valor, la dignidad, que marca la diferencia entre las pequeñas y grandes personas. Qué lástima en verdad.