Para todos los efectos Alberto Fujimori es un reo. Técnica y jurídicamente.
Está bien que se reclame un juicio justo, pero con firmeza y sin privilegios.
El gobierno de Alan García, desde un primer instante, ha decidido otorgar una serie de privilegios al acusado de robos, desapariciones y asesinatos.
Y esa es una decisión política que no se puede tolerar.
Es obvio que Alan García teme al futuro. Y es obvio que sabe que para sobrevivir requiere del fujimontesinismo.
De allí su silencio.
De allí su temor.
Pero reflexionemos ¿Cuáles son estos privilegios?
Primero: Ordenar un comité de recepción con el ministro del Interior Luis Alva Castro a la cabeza. De esto tendrá que responder Alva Castro ante el pleno del Congreso, en el debate de la interpelación.
Segundo: No esposar a Alberto Fujimori. No se trata de maltratos, sino que simplemente se cumplan las reglas. La ley dice que un sujeto acusado de delitos sancionables con penas mayores a 4 años debe ser conducido con esposas. En este caso no se ha hecho.
Tercero: Deliberadamente, para no ver este acto de privilegio, montar un escudo con camiones y barreminas, para que la ciudadanía no pueda observar que Alberto Fujimori se conducía con libertad como si no fuera un detenido.
Cuarto: Buscar un lugar "especial" para su reclusión. Caer en el juego de la victimización fujimontesinista. Se llega al colmo que los simpatizantes del reo piden patio y sala de recepción.
Quinto: Dotarlo de un médico y un asistente permanentemente. El derecho a la salud tiene que ser respetado. No somos fujimontesinistas. Pero como ha dicho el Dr. Valega en Pulso, cuando se presenta un cuadro clínico allí se llama al médico, no se le brinda atención permanente.
Cuando escuchamos a la señora Keiko Fujimori, tan preocupada por la "habitación" de su padre, nos preguntamos ¿Qué reclamo hizo la entonces señorita Keiko cuando su madre, la distinguida señora Susana Higuchi, era encerrada, maltratada, vejada y torturada por Alberto Kenya Fujimori el extraditado?
Si Alberto Kenya Fujimori fue capaz de consentir o permitir que se torture así a la madre de sus hijos, en el propio Palacio de Gobierno, qué podemos esperar en el caso de los estudiantes de la Cantuta o los heladeros de los Barrios Altos, que en el momento de caer ensangrentados ante las balas y bayonetas del grupo Colina deben haberse preguntado ¿Por qué?
Fujimori ha pasado de presidente a dictador, de dictador a prófugo y de prófugo a presidiario.
Es un presidiario. No lo olvidemos.
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