Como era de esperarse derribaron árboles de 80 años en Barranco

Sólo los ingenuos podrían haber esperado que el alcalde de Lima Luis Castañeda Lossio honrara su palabra y no desapareciera los añejos árboles que engalanaban hasta hace pocos días el distrito de Barranco.
Tenemos un alcalde que en cualquier otra ciudad de América latina habría sido desaforado. Goza de popularidad por varios factores. Uno de ellos el mismo que convirtió en exitoso a Fujimori: la prensa. Le silencia todo, le tolera todo. Para Castañeda Lossio, por alguna razón, no hay unidades de investigación.
Lima cada vez tiene menos espacios públicos, se convierte en una ciudad inhabitable, los problemas de tránsito están incrementándose.
Castañeda Lossio sabía que la cumbre de la APEC se iba a realizar en Lima desde el año 2003. Sin embargo ha esperado el último momento para empezar una reconstrucción de vías que es una estafa para los ciudadanos.
No hay un modelo de desarrollo urbano. Se están pavimentando las mismas rutas de siempre. Por tanto los problemas seguirán. Y el problema se agravará porque habrá menos árboles, menos sensación de ciudadanía, más caos y más inseguridad.
Ni siquiera los colegios profesionales dicen algo. Es un drama lo que sucede con nuestra colectividad. Toleramos todo, merecemos pues alcaldes como Castañeda Lossio y presidentes como García.
Una reflexión final. Es una verdadera pena que Barranco se esté deteriorando tanto. Es el único distrito que teniendo como límite al Océano Pacífico, no tenga playas: todas las han vendido, lotizado, entregado a intereses económicos. Ya la playa, la orilla del mar, no es un espacio público en Barranco. Y de ello no sólo son culpables los alcaldes de Barranco sino también quien aparentemente fomenta este despropósito: Luis Castañeda Lossio. Sabida es la presencia del Teniente Alcalde Marco Parra en sistemáticas conversaciones con regidores de la actual y pasada administración.
Los vecinos de Barranco, siendo bien intencionados, deben entender que la fortaleza del reclamo se basa en la unión de la vecindad. Separados por egos que no entienden la grandeza de la causa barranquina, no se logrará nada.