En manos de los destructores

Pocas personas saben (o muchos y se callan) que la llamada descentralización de recursos ha devenido en una descentralización de la corrupción. Los miles de millones de soles que han caído en manos de funcionarios corruptos ha generado un festín en el interior del país. Piura es un ejemplo. Un gobierno regional que es un botín en manos de funcionarios apristas desde hace 8 años, cuenta con millones de soles producto del canon y regalías y está en un atraso y destrucción completa. Los distritos de Lambayeque y Cajamarca son otro ejemplo. Obras sobrevaloradas, que se pagan y nunca se terminan son parte de este festín de la incorrección.
La descentralización está, en el Perú, en retroceso. Se ha destruido el organismo de transición, el CND, y el de priorización del gasto, el SNIP. Así, el desorden ha desplazado al plan de desarrollo, con los resultados negativos que todos vemos.
En ese contexto el presidente García, se emociona, se inspira e irreflexivamente saca otro fruto de su improvisación: la recaudación municipal. Ni siquiera respeta a sus "ministros" que como el de Economía, Luis Carranza, se entera de una reforma que compete a su sector a través de los medios. No debe extrañarnos. Estos "ministros" son simples "síseñor" dueños de nada que están allí para avalar cuanta ocurrencia presidencial se manifieste.
En esta nueva ocurrencia no ha habido estudio de por medio. Y nadie le dice al señor García que otorgar esta facultad a los municipios traerá más corrupción. Las municipalidades no sólo no tienen capacidades para este encargo sino están infestadas de funcionarios deshonestos que permiten el funcionamiento de empresas informales a cambio de coimas. Y esto no va a cambiar por capricho presidencial.
Y, cómo se esperaba, el nuevo capricho ha encontrado eco favorable en la prensa sumisa. Esa que no teme a las hemerotecas del futuro donde habrán pruebas de su complicidad. Siendo así, el proceso destructivo de nuestras endebles instituciones, está garantizado. Lo terrible de todo es que todavía faltan tres años para que culmine el neo aprocalipsis luego de los cuáles el Perú estará peor, definitivamente peor.
Me pregunto ¿qué dirá el IPE o la CONFIEP de esta idea del presidente García, que brilla por su improvisación?