domingo, 23 de marzo de 2008

Gobernar no es hablar, más aún cuando no se sabe de lo que se habla.

Muy bien el diario La Primera al titular como "Otro Falso Debate" la polémica hechiza que quiere desatar el presidente Alan García. Sin análisis ni estudio de por medio quiere que los municipios recauden lo que le compete a la SUNAT. ¿Se imaginan lo que serían esas recaudaciones en manos de los corruptos que pululan en los municipios a cargos de apristas?. Si los alcaldes no pueden con los arbitrios ¿qué sería con los tributos? ¿cuánto clientelismo se desataría con mayores rentas en manos de pésimos alcaldes como por ejemplo Luis Castañeda Lossio?.
No vale la pena gastar palabras en una administración sin objetivos ni rumbos como la del presidente Alan García. Este señor, que está en las peores páginas de nuestra historia por el desastre de su primer gobierno y el desorden y oportunidades perdidas del actual, está incubando el germen que puede llevar a la destrucción del régimen democrático.
La mayoría de la población ya está harta de las declaraciones tanto de él como de sus ministros pues no atan ni desatan. Este nivel de descontento y hartazgo nos puede llevar a escenarios peligrosos para la supervivencia de la misma democracia.
Alan García ha vuelto a hacer descender el nivel de la política. Términos como devaluación, demagogia, corrupción han vuelto a ser palabras del día junto a las de política tradicional que él tan terriblemente encarna.
El presidente García no es un personaje maquiavélico como muchos creen. Es simplemente una persona que no sabe de lo que habla y, a pesar de ello, cree ciegamente que gobernar es hablar.

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