¿Cuando Mario Vargas Llosa dijo en reciente entrevista que apoyaba y no tenía qué criticar a Alan García se habrá percatado que estaba avalando, por extensión, los crímenes y los atentados a los derechos humanos que comete China en contra de la nación del Tíbet?. No lo se en verdad. Pero lo cierto es que el presidente García, es uno de los poquísimos presidentes que avala con entusiasmo a China, un entusiasmo que sólo se podría explicar en el pisoteo de principios y en la prioridad de la oportunidad de negocios.
Sin embargo el afán de hacer negocios con la China no debe significar tolerar ni avalar la actitud antidemocrática y salvaje que está mostrando en la represión de la protesta de los monjes budistas en el Tíbet.
China ha sido muy hábil en comprar silencios políticos. Cada año invierte millones en invitar a su territorio a políticos de todos los países, a quiénes encandila con visitas a milenarias ruinas y ambientes. Luego, seducido el político débil, viene la embestida de negocios. Así de manera astuta China viene introduciendo su inversión económica en diversos países. Sabe que cuenta con la complicidad de políticos como García, sin escrúpulos, a quiénes no interesa el desarrollo sostenido de su propio país.
Menos mal que cada vez son mayores los sectores que están cuestionando las Olimpiadas de la Sangre, aquella que se piensa desarrollar en China, país gran violador de derechos humanos, en donde un robo de una fruta es justificación de un balazo en la nuca y en donde se está ejerciendo una terrible represión en contra de un país Nepal, y una Nación, que buscan su libertad.
Recientemente en Inglaterra, ha habido manifestaciones en contra del paso de la llama olímpica. Francia amenaza con boicotear las Olimpiadas. Alan García dice que China es un gran país. No lo dudamos pero por lo que vemos también es un gran violador de los derechos humanos.
domingo, 6 de abril de 2008
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1 comentario:
El espíritu olímpico no cae con el espíritu de una China opresora.
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