Modesto Montoya es un Físico con mayúsculas. Su prestigio va más allá de nuestras fronteras y siempre es muy interesante estar al tanto de sus inquietudes y escritos.
Modesto acaba de escribir un artículo en el diario El Comercio titulado "La cordillera esponja y la costa desértica" en el cual nos explica sobre la necesidad de aprovechar, como hacen otros países, las aguas de las lluvias estacionales que bendicen nuestro territorio cada año. Esto en lugar de promover costosísimos proyectos de desalinización del agua de mar que lo único que lograrían sería mayor contaminación por uso de combustibles fósiles que a su vez derivará en más deshielo en nuestra Cordillera.
En un post anterior ya habíamos comentado sobre la facilidad con que el presidente García cae embelesado ante cualquier empresario que lo visita en Palacio de Gobierno. Fue suficiente una visita para que el presidente García declarara como política prioritaria la desalinización del agua de mar. Una vez más la irreflexión sobre la razón.
Modesto Montoya contribuye a poner orden en este debate. Leamos el artículo aparecido en el diario El Comercio:
¿DESALINIZAR EL AGUA DE MAR O APROVECHAR EL AGUA DE LAS LLUVIAS?
La cordillera esponja y la costa desértica
Por Modesto Montoya. Físico
A los países costeros de-sérticos, sin cordilleras ni lluvias, para sobrevivir solo les queda un camino: la desalinización del agua de mar. En el Perú, con abundantes lluvias estacionales, los glaciares reservorio en vías de extinción pueden ser reemplazados por la cordillera esponjosa de los Andes.
La idea no es nueva. Tenerife (Islas Canarias) se abastece de agua proveniente de más de mil galerías construidas en sus pequeñas colinas de origen volcánico, recargadas con lluvias estacionales.
En el Perú, cuando se hace una mina lo primero que frena el trabajo es el agua. Hace unos cincuenta años, las minas de Casapalca se inundaban tanto que debió construirse una galería de drenaje --el llamado túnel Graton--, el que, en sus once kilómetros de longitud, atraviesa tres fallas geológicas, de las que brota un total de 5 metros cúbicos por segundo, caudal equivalente al que tiene el río Rímac en período de estiaje. En Covire --región de Tacna-- se construyó un túnel para transvasar agua de la cuenca del río Maure a la costa. El caudal resultó el triple del esperado.
Para el abastecimiento de agua, las galerías se combinan con presas. En Choclococha se tiene una presa de unos 200 millones de metros cúbicos de capacidad. De esta presa se libera 20 metros cúbicos por segundo en períodos de estiaje. Sin embargo, aguas abajo, en el canal de la Chirana, llegan solo 7 metros cúbicos por segundo, los que abastecen al valle de Ica. En el trayecto se pierde más del 50% en procesos naturales, como los de filtración o evaporación. Lo ideal sería transportar el agua a través de una tubería, directamente a los lugares de demanda; evitando, además, la contaminación provocada por las actividades humanas. Entre los años 77 y 78, la empresa Graña y Montero construyó, para la empresa Southern, una tubería de 32 pulgadas de diámetro y 48 km de longitud, desde la laguna Suche hasta Cuajone. En Toquepala y Cuajone se tiene dos reservorios.
Si se toman las previsiones apropiadas, el Perú no tendrá muchos problemas de agua causados por el calentamiento global. La cordillera andina es una suerte de esponja que retiene el agua de las lluvias, las que pueden ser liberadas a través de galerías construidas en lugares seleccionados después de los necesarios estudios hidrogeológicos.
Un equipo de investigación del Instituto Nacional Minero Geológico y Metalúrgico (Ingemmet), formado por los geólogos Flucker Peña, Víctor Vargas, Mauro Sánchez, entre otros, ha realizado estudios hidrogeológicos para las cuencas de Tacna, Ica y Jequetepeque.
Para el Perú, la alternativa de la desalinización del agua del mar significaría, en forma permanente, una dependencia de productos tecnológicos extranjeros, costos de mantenimiento y consumo de energía. El uso de energía fósil generaría, por otro lado, contaminación, contribuyendo con gases invernadero, los causantes del calentamiento global, precisamente el origen de la pérdida de nuestros glaciares.
En suma, la solución de la escasez de agua en la costa peruana está en la cordillera de los Andes, verdadera esponja que, en estación de lluvias, se llena de agua, la que puede ser extraída y transportada a Lima, eventualmente por tuberías, para no perderla en el camino y, sobre todo, evitar la contaminación. Además, el agua en tubería puede ser usada en varias centrales hidroeléctricas. De esa manera, se tendría agua y energía.
Sin embargo, para que la solución hídrica de la cordillera sea óptima, debe acelerarse las investigaciones hidrogeológicas en todos los acuíferos occidentales de la cordillera de los Andes, las que darían la información necesaria para tomar las decisiones apropiadas en la solución de la escasez de agua. Por ejemplo, el estudio hidrogeológico de la cuenca del Chillón puede servir para seleccionar los puntos donde construir galerías y brindar agua a la zona norte de Lima.
jueves, 3 de abril de 2008
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