miércoles, 9 de mayo de 2007

La Madre de todos los errores

Cuando vemos al presidente García empeñado en una cruzada pro inversionistas chilenos ¿qué es lo que podríamos pensar? ¿Qué es un político facilista que utiliza sus recursos para convencernos que lo malo es bueno para nosotros? ¿Qué es un personaje ingenuo que confía en la buena fe de los empresarios sureños de invertir en nuestro país? ¿Qué actúa con buena voluntad convencidísimo que la inversión chilena en Perú es el camino al paraíso? ¿O que es presa de poderosos cabildeos que vienen de distintos intereses económicos de Santiago ? La verdad es que no podemos saber que está detrás de todo esto. Pero coherentemente con la posición planteada por Perú Posible, es necesario reflexionar sobre algunos puntos. Nadie, en su buen juicio, puede ser enemigo de la inversión extranjera. Esta es generadora de riqueza y empleos. Pero para que la inversión extranjera no se convierta en monopólica, en excluyente, en prepotente, es necesario cierto nivel de regulación y competencia. Lo ideal es que esa competencia sea de empresarios peruanos, que ya han demostrado que tienen capacidad y temperamento para competir. Pero para que esta situación, la de la competitividad peruana, se pueda hacer una realidad, es necesario que se den una serie de reformas que alivien el peso del emprendimiento peruano. Son necesarias reformas en la administración de justicia, en materia fiscal, en modernización laboral, en infraestructura, en regulación, en medio ambiente, en promoción agraria, en aguas y cómo no, en innovación. Pero nada de ello se está haciendo. Si queremos en verdad hacer a nuestro país más grande, no sólo en lo económico sino también en lo social, es prioritario emprender este tipo de reformas. De lo contrario nos arrasarán las inversiones extranjeras, entre ella la más agresiva, la chilena, perjudicando al empresariado peruano, el cual cederá el mercado, nuestro mercado, a los capitales provenientes del Sur.
Por ello el entusiasmo presidencial no se condice con lo que vendrá en realidad. Si en verdad queremos ser competitivos, no sólo con Chile como dice el presidente a cada momento, sino con cualquier país del mundo, pues primero tenemos que hacer nuestra tarea, lo que bien llamaba el profesor Morón de la Universidad del Pacífico, el TLC interno, hacia adentro. De lo contrario este ejercicio de buena voluntad se transformará en un drama para el pueblo peruano, que verá nuevas inversiones pero lejanas riquezas, que dará empleo pero precario y no técnico o de gerencias, que se contentará con pagos de impuestos mientras las renta y el capital se marchan a otros lados. Será en suma la madre de todos los errores.

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