sábado, 9 de junio de 2007

Fujimori y la democracia castrada

"El regreso de Pinochet a Chile traerá conflictos e inestabilidad, pero debe ser juzgado en los tribunales de mi país porque sino estaríamos hablando que vivimos en una Democracia castrada". Así se pronunció Ricardo Lagos en marzo del 2000 respecto a la necesidad de sentar en el banquillo de los acusados al dictador sureño. Esa es la actitud firme y sin temores de aquel que desea justicia y que no tiene nada que temer. Lamentablemente lo contrario es lo que sucede en nuestro país. Ahora que la hija de Kenya Fujimori, la señora Keiko, y seguidores del corrupto ex presidente lanzan amenazas anunciando turbulencias y un clima de ingobernabilidad es necesario que con voz firme y serena se plantee la necesidad que el socio de Montesinos retorne al Perú a enfrentar los cargos por los que se le acusan.


(Foto: Caretas)

Llama la atención la posición del Presidente García y de la mayoría de medios de comunicación solicitando que los políticos no intervengan en el tema. Pareciera ser que esta invocación sólo tiene validez para los que queremos que Fujimori regrese al país porque el presidente García ni se inmuta cuando su segunda Vice Presidenta se declara simpatizante del dictador y llama a sus crímenes y corruptelas "faltas a la ética". Se ve que para la congresista y Vice Presidenta Lourdes Mendoza la ética no interesa. Hasta allí es coherente con los usos y costumbres del fujimorato. Lo penoso para el país es que el Presidente y algunos medios intenten descalificar los pronunciamientos de quiénes queremos´el retorno del extraditable.

Estamos en contra de hacer cualquier tipo de circo con el juicio a Kenya Fujimori. Pero ello no excluye que desde la Política y desde la formación de opinión se planteen posiciones divergentes a los fujimoristas, en el plano de la creencia en el Estado de Derecho y sobre todo en el total respeto a los derechos humanos.
En la batalla de la formación de opinión, los políticos sin convicción han caído en el juego de quien quiere mostrar indiferencia a través del silencio absoluto respecto al caso Fujimori, y se está dejando el espacio libre para que los fujimoristas armen su telenovela, una telenovela cargada de episodios dramáticos donde Kenya Fujimori es una víctima de Montesinos y rehén de los corruptos de las fuerzas armadas de entonces. Nada más falso. Para nadie es un secreto que Fujimori en alianza con poderes fácticos destruyó las instituciones de nuestro país y saqueó las arcas sin contención. Es por ello que debe ser juzgado, como lección para los truhanes de siempre y para que no se interiorice en nuestro pueblo algo que es peor que la ingobernabilidad: la falta de ética y moral.



Un episodio de extradición es jurídico y político por definición. Y como tal se requiere que nuestros gobernantes agoten esfuerzos para que Fujimori sea juzgado, con todos sus derechos en nuestro país. Esa será una lección que no tiene porque generar inestabilidad, salvo la inestabilidad de conciencia de aquellos falsos portadores de un prestigio inmerecido y que hace mucho perdieron en la salita del SIN.