En medio de una serie de datos sin mayor importancia, el diario Correo nos indica que, según CPI, la popularidad del presidente García ha caído a nivel nacional durante el mes de Mayo a 45.3%. Por primera vez, desde el inicio de su mandato, la desaprobación (45.6%) supera a la aprobación, lo cual confirmaría la tendencia descendente, ya anunciada por otras encuestadoras, que tiene la curva de popularidad presidencial.
El hecho es preocupante. En tan sólo un mes, según CPI, García pierde 10 puntos en Lima, la capital, tan sufrida por el acoso constante del verbo presidencial. El país ya no acepta el carnaval de promesas, ni las conferencias de prensa transformadas en un festival de anuncios que luego devienen en feria de desilusiones. Estamos en el undécimo mes de gobierno y, en la práctica, el actual gobierno no tiene absolutamente nada que mostrar, salvo vivir de la billetera llena, de los programas sociales y proyectos por inaugurar que le dejó el gobierno de Alejandro Toledo y mantener, a pesar de Alan García, la marcha correcta de la economía.
Uno de los datos que presenta la encuesta, y que ha sido ocultado, es que ya la población muestra malestar por el aumento de los artículos de primera necesidad y que el INEI aprista no toma en cuenta en sus datos mensuales. Un 4.2% ve en este aumento uno de los males del actual gobierno y esto que CPI ha hecho la encuesta cuando aún no se había consumado el serio aumento del precio de la gasolina.
Cuando se pregunta a la población sobre cuál es el programa más exitoso se disputan la punta los dos proyectos mejor estructurados del gobierno de Alejandro Toledo: A Trabajar Urbano y Techo Propio, los cuáles se dejaron en marcha y sin sabotajes por la anterior administración.
Lo más seguro es que con estos índices de caída libre en las encuestas el presidente apueste por la demagogia y el populismo. A menos puntos mas gasto pareciera ser el lema del gobierno de los tiempos del mal menor. El presidente García no es el presidente Toledo que prefirió sacrificar popularidad antes que hacer populismo porque pensó primero en el futuro del país. Por eso es que García recibió un país en buena condición. Pero hay una diferencia que podría explicar el comportamiento del presidente Toledo: en todo momento negó, de plano, la posibilidad de ir a la reelección. Al descartar una eventual segunda postulación se independizó de la tentación populista y reafirmó su vocación democrática. Eso no sucede con el APRA. Los señores si piensan en la reelección, pues jamás han sido enfáticos en su negación. Más bien han sido ambigüos y calculadores con un tema que exige posición firme, democrática y constitucional.
A menos puntos más gastos. Ya lo anunció el presidente. 500 millones de soles mensuales sin SNIP ni CONSUCODE y sin fiscalización. Bienvenida la farra y el mal gasto. Que lástima por el Perú. Pensar que este gobierno tuvo de todo para emprender la ruta del éxito: recursos económicos, prensa amigable y comprensiva, oposición política desconcertada, billetera llena ¡ah! y me olvidaba, un partido con "experiencia de gobierno".
política Juan Sheput