viernes, 31 de agosto de 2007

Negocios son Negocios

¿Si existiera el Centro de Planeamiento Estratégico CEPLAN recomendaría hacer una supercarretera a Ica? ¿Remodelar el aeropuerto de Pisco? ¿Habrían "aprobado" el SNIP los ambiciosos proyectos que hoy se plantean para reconstruir dicha ciudad?

El terremoto está justificando mucho gasto por el simple gasto. Ante los ojos de nuestros irreflexivos ciudadanos suena bien que se "invierta" en la reconstrucción de Ica y Pisco, desviando fondos sin mayor control en desmedro de otras regiones del país.

En nombre de los damnificados por el terremoto todo se puede. A pesar que el INRENA anuncia que la actividad agroexportadora en Ica ya no da para más, porque simplemente no hay agua, se insiste en hacer "inversiones" en infraestructura que bien podrían ser para otras regiones. Por Ica hay que hacer lo necesario, con focalización en lo social, pero sin el extremo de dedicación exclusiva que le ha dado el gobierno.

Ica representa el 3% del Producto Bruto Interno (PBI). Pero el gobierno pretende otorgarle todo el presupuesto de infraestructura de este año y la devota dedicación de todo el gabinete que preside Jorge del Castillo. A pesar de ello se especula que el PBI caerá en sólo 0.5%. El Ministerio de Economía a través de Luis Carranza se ha pronunciado sobre la nueva meta de crecimiento que sería de 7.5% y ya no 8% como lo anunciara Alan García.

Cambiando de plano ¿A quién beneficiará realmente esta gran inversión en infraestructura? En el directorio está José Chlimper uno de los principales empresarios de Ica ¿No hay allí un conflicto de interés? ¿Se harán autopistas para darles ventajas competitivas a un empresario del sur en perjuicio de otros como los del norte? ¿Por qué no hacer autopistas también en Chongollape en Lambayeque o en Sullana o Ayabaca en Piura? ¿o de Pasco a Huacho para darle una vía alterna a la fruta de la alta selva central?

El gobierno sabe que no tiene fiscalización. Dedica esfuerzos al lobby para que los medios silencien a la oposición. Por otra parte tenemos al Congreso más liviano de nuestra historia, casi cero de peso político para hacerse respetar. Con un contexto así los intereses económicos y de grupo saltan de alegría: tienen la mesa servida.Nadie puede protestar.

Lo que Ica requiere, en primer lugar, es que se atienda a los damnificados, reconstruyendo prioritariamente hospitales y escuelasen coordinación con el Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación, hacer casas de campaña que alojen en una etapa inicial y hogares habitables, definitivos, luego para los que perdieron todo. Dotar de alimentos a los comedores populares y los empresarios, con apoyo financiero, empezar a trabajar, que para eso tienen seguros muy buenos que los cubren de estos tipos de siniestros. ¿No sería mejor dotar de mejores equipos al Cuerpo de Bomberos voluntarios? ¿No sería mejor darle prioridad a la construcción de comisarías para el trabajo de la Policía Nacional?

Pero cuando escuchamos al presidente Alan García y al premier Jorge del Castillo agitándose exageradamente por el FORSUR y leemos al diario El Comercio defendiendo los atropellos constitucionales e institucionales en nombre de una sobredimensionada reconstrucción tenemos derecho a sospechar. A sospechar y a dudar que en nombre de una causa noble se esté planteando la posibilidad de hacer grandes negocios.

En la historia de los grandes negociados siempre hay catástrofes naturales o guerras que sirvieron de pretexto adecuado para justificar gastos apresurados que, en más de un caso, generaron corrupción. No creo, como vamos, que seamos la excepción. Dependerá de Julio Favre alejarse de aquellos que ya antes se han comportado con mucho cálculo, pocos escrúpulos y nada de corrección.