sábado, 18 de agosto de 2007

Presidente García: el terremoto no sólo ha sido en Ica


El pueblo peruano está demostrando su grandeza.El gobierno no.

El pueblo peruano ha respondido de inmediato.El gobierno no sabe que hacer.

El pueblo peruano actúa con discreción. El gobierno con afán de figuración.

El caos continúa en varias localidades de Ica. El rimbombante Comando Único de Operaciones no logra articular estrategia alguna en todos estos días.
La utilización política del drama de miles de peruanos socava las buenas intenciones de millones de compatriotas.


Los reportes de hoy siguen informando de las quejas de damnificados de muchas localidades. Dicen que lo que reparten es insuficiente. Dicen que el esquema de "centralizar" la ayuda es inútil pues los damnificados no abandonan sus escombros ni sus muertos.


Y en medio de todo el presidente García cree, equivocadamente, que las bonitas palabras pueden cambiar la realidad. Una realidad que clama por ayuda urgente y se desespera con tanta incompetencia.


El presidente García insiste en el capricho infantil de no querer usar el moderno avión presidencial. Para él es más importante venderlo por poco ignorando que sirve y mucho. Prefiere insistir en un despropósito que aliviar las penurias de miles de compatriotas.


El avión presidencial sólo requiere que se le quite la cabina del Presidente y unos cuantos asientos y se convierte en un avión que puede trasladar carga y pasajeros. En sólo quince minutos llegaría a Pisco mientras los otros llegan en una hora.


El avión presidencial puede hacer 10 vuelos circulares en un día. Es moderno y está preparado para ello. Un Antonov o el único Hércules que tenemos pueden hacer máximo dos vuelos al día porque les falta el adecuado mantenimiento.


Si se estuviera usando el avión presidencial se podría ayudar, circularmente, a Ayacucho, Huancavelica, Apurímac, Yauyos, Cañete e Ica. El avión llega a Pisco y de allí, inclusive, partirían los helicópteros y los aviones de pequeña envergadura a las otras localidades. Y los camiones que hoy hacen cola en la carretera, se quedaría en la zona de la tragedia, y se podrían dedicar a la repartición allí.
¿Por qué no se atiende a Huancavelica, a Ayacucho, a Apurímac? ¿Por qué allí no hay cámaras de televisión? ¿Por qué están los damnificados a 4,000 metros de altura? ¿Quién se preocupa de la Sierra de Yauyos?


Pero el presidente García inisite en no querer usar el avión presidencial. Prefiere venderlo. Sabemos muy bien que no tiene nada de estadista. Sabemos que lo dominan los sentimientos antes que la razón. La ausencia de crítica, que en estos momentos lo hace pensar que está haciendo las cosas bien, se convierte en cómplice del drama de miles de peruanos.


El terremoto que acabamos de sufrir está generando réplicas. Pero otros lugares de nuestro país también están temblando: Cajamarca, Piura, Amazonas. Pero el presidente García, auntoengañado y poco criticado, se siente por encima de la naturaleza e insiste, infantil e irresponsablemente en vender un avión que es muy necesario para la Nación.
Es equivocado creer que existen pertrechos suficientes. El radio de atención y los damnificados son muchos. En algunos días, por culpa de la ceguera presidencial puede haber un desborde social.


La ausencia de crítica, que equivocadamente la dejamos de lado en estos momentos difíciles, hace creer a este gobierno que está haciendo las cosas bien, cuando las varias cabezas, el protagonismo enfermizo y el voluntarismo presidencial nos demuestran con el caos y la cruda realidad, que se están haciendo las cosas mal.
Esperemos por el bienestar de nuestros compatriotas que se entre en razón y se deje actuar a los que saben más de gestión operativa y logística: las fuerzas armadas y los responsables de salud.
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