domingo, 19 de agosto de 2007

Terremoto en Perú: el otro drama

Es importante el apoyo que viene dando el pueblo a las víctimas del sismo ocurrido en diversas localidades del país. Pero este apoyo se estrella penosamente con una desorganización descomunal. Contribuye a ello el voluntarismo presidencial, dueño de todas las decisiones, patrón de todas las escenas, dador de todos los petitorios.

El presidente García debe entender que es su función liderar, eso está bien, y como consecuencia de ello delegar. Desde el momento que centraliza todas las decisiones inmoviliza las posibilidades de ayuda a los que más lo necesitan.

Y empieza el drama.

La gente ve que hay donaciones pero no las recibe. Un mal mensaje de los gobernantes hace que, a veces, llegue ayuda inútil. Entregan arroz y frijoles pero no hay agua para cocinarlas, por ejemplo. Los varios mensajes, confusos entre ellos, y la falta de un comando unificado y la sobreactuación de varios funcionarios están generando un caos en el manejo del desastre.

Los pobladores dicen en dónde está la ayuda. Se quejan porque la lanzan sin diferenciar desde los camiones. Llaman a las emisoras desesperados desde localidades donde el desastre no existe para las autoridades que sobreactúan en las zonas donde hay cámaras de TV y micrófonos de radios.

Esperemos que en los próximos días el gobierno amplíe su ayuda a Yauyos, Cañete, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac.

Y esperemos que no ocurra un sismo de magnitud en la Sierra o Selva del país. Si con carreteras, puertos, aeropuertos a la mano no se han organizado bien y todo ha sido un caos, cómo sería si el sismo hubiera sido en otro lugar.

Como diría un poblador iqueño en las ondas radiales: "siguen las bonitas palabras pero nosotros no tenemos nada".



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