sábado, 15 de septiembre de 2007

El mejor amigo de Hugo Chávez es Alan García

Cuando los servicios públicos se deterioran sin causa aparente y aún en épocas de bonanza puede ser por dos causas: incompetencia o corrupción.
En este gobierno se unen las dos, la incompetencia y la corrupción.
Por más esfuerzos que hacen los escuderos mediáticos de este gobierno, el olor de lo corrupto es insoportable en las redacciones. ¿Cuánto tiempo más aguantará el silencio impuesto por algunas cofradías o por algunos dueños? No lo sé. Lo cierto es que lo que pasa en nuestro país está deteriorando a pasos agigantados a la democracia.
Muere la gente en las carreteras, se dan licencias indebidas a militantes apristas y la ministra Verónica Zavala culpable por negligencia de todo ello sigue en su puesto.
El clientelismo y el uso político de los programas sociales, tipo Construyendo Perú o A Trabajar Urbano, deterioran el sentido de ayuda de los mismos, con un alto componente de corrupción y copamiento y la señora Susana Pinilla no recibe cuestionamientos.
Infectan de sida a una pobre señora, hay muchos casos de negligencia médica, se compran medicinas sin sustento técnico y alimentos sobrevalorados y el ministro de Salud Carlos Vallejos, gran amigo del presidente García, sigue firme en su despacho. ¿Cuántos inocentes más habrán sido infectados por este señor que hace rato debería haber renunciado? Su sector, el de Salud, desde que llegó padece de una epidemia de corrupción.
Los casos de malos manejos en Educación y Vivienda son pan de cada día, pero los socios-ministros Chang y Garrido Lecca no existen para las unidades de investigación periodísticas. Se sienten confiados. Se saben "protegidos".
Rafael Rey nunca se ha sentido tan bien defendiendo a Fujimori y sugiriendo se contrate a Vladimiro Montesinos. Va de la mano con otro amigo de la dupla de corruptos: Alex Kouri.
La ministra de Justicia "separa" a funcionarios por compras corruptas sujetas a penalidad en su sector y ello se denuncia en pocos medios entre ellos Perú 21 aunque en páginas interiores. No hay que hacer bulla dicen los apristas, ya "los separó". La Contraloría no existe, no opina.
Lo que no entienden los que callan, silencian o minimizan estos actos indebidos o de corrupción es que están contribuyendo al deterioro acelerado del régimen democrático.
Ya la corrupción generalizada del primer gobierno de Alan García y la ineptitud de los militantes apristas que coparon el Estado nos trajo el fenómeno del outsider con todas sus consecuencias.
Con la corrupción actual, con la incompetencia de los ministros, con la total falta de capacidad de los militantes apristas, que han copado el aparato público, no hay necesidad de hacerle propaganda al autoritarismo y mucho menos al chavismo.
Con su forma de gobernar el principal motivador de un cambio de régimen por el deterioro de la democracia es Alan García. Ya se nota, a pesar que las cofradías cómplices se esfuerzan en silenciar las corrupción que asoma en todos los niveles de este gobierno.