viernes, 7 de septiembre de 2007

El papel de nuestros intelectuales

Nuestro país atraviesa por una crisis de referentes. Como tal vez pocos momentos en nuestra historia no se yergue sobre lo cotidiano ni un sólo intelectual que cuestione el sistema. Todo lo contrario. Se acomodan a él.
Durante los últimos días hemos visto como todos los indicadores notables de una sociedad se van deteriorando ante la indiferencia de quiénes, por formación, integridad o superioridad intelectual, deberían cuestionarlos.
Las instituciones no existen o cuando empiezan a consolidarse desaparecen. Los colegios profesionales callan la verdad que tienen en las entrañas porque primero está la consultoría. Los medios de comunicación dicen verdades a medias o desinforman o son cómplices del deterioro o la irregularidad.
¿Y nuestros intelectuales? Si son como dice la Encuesta del Poder Mario Vargas Llosa, Julio Cotler, Hernando de Soto, Fernando de Szyszlo, Alfredo Bryce Echenique también acompañan el deterioro ¿Cómo? con su silencio complaciente o una indiferencia propia de quiénes no tienen ningún compromiso con el país.
El caso del Acuerdo Nacional es patético. El gobierno del doctor Alan García, atormentado por un escalada de huelgas y protestas saca de la manga el denominado "Pacto Social". A pesar de las contradicciones y su objetivo manipulador recibe el aplauso de medios y opinantes. Los que deben oponerse callan y acompañan con complicidad al invento que desde su nacimiento destruye el Acuerdo Nacional.
En algún momento el país dirá basta ya. Vivimos un momento de franco crecimiento económico, inercial pero crecimiento al fin y al cabo. Pero también vivimos un tiempo que compartimos con la peor de nuestras clases dirigenciales. No hay personalidades descollantes, simples personajes de la generalidad.
Algún día el país reaccionará. Más pronto que tarde pero reaccionará.
Los momentos de oscuridad suelen ser la antesala del momento estelar.