viernes, 30 de noviembre de 2007

¿Amazonía enajenada?

Con este título la Sociedad Geográfica de Colombia, país tan amazónico como nosotros, difunde un artículo donde se oponen a la venta de la Selva Amazónica. Nos ilustran sobre la belleza natural de ese tapizado de árboles de 50 metros de altura que deben mantenerse con el mínimo de intervención humana. La riqueza de la Selva no tiene precio, dicen con sabiduría. A continuación el artículo completo:

AMAZONIA ¿ENAJENADA?
Alberto Mendoza Morales

La Amazonia es una de los once espacios continentales de Suramérica. Tiene superficie similar a la de Australia, 7 millones de km2. Cuenta una larga historia. Su origen se remonta al Período Precámbrico. A épocas en que el agua de la cuenca drenaba hacia el océano Pacífico, al revés de como drena hoy. La cordillera de los Andes, al levantarse, creó un muro de contención, represó las aguas, formó un inmenso lago. La presión contenida, con el tiempo, desgastó y debilitó su borde oriental. La fuerza de las aguas abrió una boca por la cual se precipitaron hacia el océano Atlántico. Desde entonces la extensa cuenca evolucionó hasta adquirir la fisonomía actual. Su factor estructurante es el río Amazonas.

La Amazonia pertenece a 9 países, Brasil, Bolivia, Colombia, Guyana Francesa, Perú, Surinam, Guyana, Venezuela, todos diferentes. Todos, menos Francia, son miembros del Tratado de Cooperación Amazónica. La región, sin embargo, está siendo destruida ante la indiferencia general.

La Amazonia es un parque natural de la Tierra, zona verde del planeta. Su característica esencial, su máxima contraseña planetaria, es la selva ecuatorial, manigua como también la llaman. Es el universo de la heterogeneidad plena, de la diversidad botánica en su prístina expresión. La conforman millones de árboles. Sus troncos rectos se elevan como columnas de una "catedral gótica de la naturaleza" (José Eustasio Rivera). Sostienen un techo continuo a 50 m de altura sobre el suelo. Árboles que entrelazan ramas, ramazones, parásitas, bejucos, musgos, lianas. Tejen, entre todos, tramas complejas sobre un piso blando, ácido, pobre en materias orgánicas, sensible a la erosión, donde las hojas caídas tejen una alfombra húmeda y fragante. Esa biodiversidad, de aparente homogeneidad, representa una vital y heterogénea reserva de la humanidad. Región del sol, fuente de oxígeno, fuerza telúrica, reserva de agua comúnmente llamada "pulmón del mundo". Los ríos son sus calles, avenidas y autopistas. Forman red fluvial de comunicaciones propia para la navegación y el acuatizaje de hidroaviones. El aire es el espacio para la intercomunicación aérea, para uso de aviones y zeppelines. Esa selva rica en frutas, fibras, gomas, esencias, resinas, plantas medicinales no está hecha para la tala. Ni para la colonización. Está hecha para la menor intervención posible, para mantenerla con baja densidad de población. Está hecha para cosecharla. Su uso sostenible demanda tecnología apropiada.

¿Amazonia enajenada? La selva crea dependencia, enamora, enmanigua. Su valor es incalculable. Su destino, de interés para toda la humanidad.