En lo que podría ser una respuesta políticamente correcta el ex presidente español José María Aznar, sin referirse en ningún momento a Hugo Chávez ga declarado que es "suficientemente mayor para darse cuenta que hay personas que necesitan sobreactuar" o insultar.
En efecto. Hay personas que creen que la política consiste en la sobreexposición mediática, el insulto o la descalificación permanente o la sobreactuación o dramatización de la coyuntura local.
Aznar ignoró a Chavez. Es lo políticamente correcto. Un político elige a sus enemigos.
Pero en otra noticia interesante el presidente de España Rodríguez Zapatero comenta como decidió contestar a Hugo Chávez cuando este atacaba e insultaba a Aznar. Pensaba, dice Zapatero, que en una Cumbre Europea sería imposible que se insultara a un ex presidente de cualquier país. Aquí en América Latina se insultan entre presidentes, le dicen a uno ladrón de cuatro esquinas o ladrón de siete suelas y encima se dan la mano y se llaman "amigos", como sucedió entre Alan García y Hugo Chávez.
El incidente reciente es vergonzoso para América Latina.
Sobre el particular el brillante periodista peruano César Hildebrandt ha escrito una célebre columna titulada "El Rey y el Reyezuelo" que explica bien la actitud de Hugo Chávez.
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