Parafraseamos la famosa frase de Bill Clinton en la campaña presidencial de 1992 para tratar de orientar, dramáticamente, el accionar de nuestras mal llamadas autoridades (cualquier cosa menos ministros) en los recientes asesinatos del que son víctimas jóvenes policías.
Ayer, el señor Luis Alva Castro, el embajador Allan Wagner y el Comandante Supremo de nuestras Fuerzas Armadas señor Jorge Montoya Manrique han balbuceado ante las cámaras y micrófonos de los periodistas tratando de encontrar una respuesta a la ejecución de cuatro jóvenes policías en Tayacaja. Es decir, las máximas "autoridades" encargadas de nuestra seguridad interna e internacional se contradicen entre sí, se ponen nerviosos, balbucean ante un hecho de suma gravedad. No sé quiénes son, se especula, no tengo información, son mas o menos las frases que delinearon estos ineptos ciudadanos. Las candorosas respuestas del encargado de Defensa Allan Wagner son de antología.Para ellos no existen comunicaciones telefónicas, ni servicios de inteligencia ni comandos operativos, simplemente no saben ni en dónde están parados. Personajes nerviosos y sin mayor temperamento, con una personalidad que sólo pueden lucir en un cóctel o un fino restaurant, estos señores no saben ni que decir ante el segundo asesinato colectivo en menos de un mes.
¿El Congreso? para efectos prácticos no existe. Están ahogados en su propia mediocridad.
Sin embargo los que hemos tenido la oportunidad de trabajar en el Ministerio del Interior, como es el caso de quien esto escribe, tenemos bien en claro que se trata del narcotráfico que en este gobierno, específicamente en los últimos diez meses está avanzando descontroladamente. No sólo se trata de la ineptitud de estos ministros de champaña y coctel, ni tampoco únicamente de la falta de objetivos nacionales, ni de la falta de comando en nuestras fuerzas armadas. Estamos hablando ya de una ofensiva del narcotráfico que está penetrando la política, la sociedad y sus organizaciones (pues acá no hay instituciones).
Ya el día de ayer también ha sido enfático un conocedor amplio del tema como Fernando Rospigliosi. El narcotráfico sigue incrementando su poder y aquí se mantiene en el cargo la ineptitud de Luis Alva Castro en el despacho del Interior y el conocido lobista y ex pequeño comerciante Rómulo Pizarro en DEVIDA, entidad encargada de diseñar políticas de lucha contra este flagelo.
Es tan lamentable el desconocimiento de estos ciudadanos, sobre todo de Allan Wagner y Luis Alva Castro, que plantean enviar a las Fuerzas Armadas a la zona del Valle Río Apurimac Ene (VRAE) ignorando que eso ya se hizo antes generando una terrible corrupción en los altos mandos del Ejército Peruano, grandes proveedores de dinero a Vladimiro Montesinos.
Ojalá no lleguemos al nivel de la mexicanización de la violencia en nuestro país. Si esto es así ingresaremos a una ingobernabilidad y criminalidad imparable que no será detenida ni por los precios de los minerales ni por la mentiras de los funcionarios de este régimen ni por la demagogia irresponsable del señor Alan García.