martes, 20 de noviembre de 2007

Una cortina amarilla

Hay una extraña correlación entre la disforzada sobreactuación del gobierno en los temas del terrorismo y los juicios contra Alberto Fujimori. Alan García sabe que gran parte de la ciudadanía asocia la captura de Abimael Guzmán con el gobierno del ciudadano japonés. Aún más, este sector de la población cree, también equivocadamente, que Alberto Kenya Fujimori derrotó a Sendero Luminoso y que si hay algún tipo de "rebrote" es por culpa de los gobiernos que lo sucedieron.
En la ciudad de Lima, y en algunos lugares del país, ya están apareciendo pintas, desde mi punto de vista coordinadas. "Liberen al Chino", "Fujimori Libertad" se confunden con los llamados a la lucha armada o las menciones al Partido Comunista del Perú. Extraña coincidencia. De repente de lo que se trata es de crear artificialmente un espíritu de simpatía con el extraditado para elevar su nivel de aceptación en las próximas encuestas. Un alto porcentaje de simpatía presionaría sobre el juicio, elevaría la moral de su bancada y silenciaría a la oposición de pocos escaños y también poco temperamento. De allí que el anuncio alanista de publicar la lista de los liberados por haber cumplido sus condenas por terrorismo se inscribiría en esta estrategia de construir simpatía hacia Fujimori. Contra esto se han elevado muchas voces, entre ellas la de la Defensora del Pueblo Beatriz Merino.
Así que hay que estar atentos. Ya se postergó el juicio hasta el 10 de diciembre. No se debe postergar ni un día más. No vaya a ser que entre postergación y postergación el socio de García se "escape" como se le "escaparon" sus amigos del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.