Si estuviéramos en un país que se respete, la señorita Verónica Zavala ya habría sido obligada a renunciar al cargo de ministra de transportes y comunicaciones por permanente incapacidad para dirigir dicha cartera.
Si estuviéramos en un país con autoestima, el individuo que responde al nombre de Lino de la Barrera, director de transportes y viejo simpatizante del partido aprista, se encontraría tras las rejas por homicidio culposo.
Si estuviéramos en un país con instituciones, el Congreso habría censurado a la funcionaria máxima de transportes y habría derivado a la fiscalía el expediente con su descalificación.
El individuo De la Barrera se ha atrevido, en su prepotencia e ignorancia, a decir "Para eso tienen el SOAT" como respuesta a la interrogante de Alberto Ku King respecto a qué harán ahora los padres de los estudiantes que han fallecido en la carretera a Apurímac.
Y en tanto la tragedia invade a familias peruanas que lloran a sus parientes, víctimas inocentes de las carreteras, el señor Alan García se preocupa demagógicamente del fútbol. Es el mismo señor García que prometió cárcel para los dueños de empresas de transportes y que luego se calló cuando la señorita Zavala autorizó a su amigo Lastenio Morales a transitar por la vía de vehículos ligeros de la variante de Pasamayo, lugar donde dicho sea de paso la empresa de su amigo aprista ya cometió un crimen.
Si fuéramos un país que se respeta jamás habríamos elegido nuevamente a Alan García.
La relación de heridos la encontrarán aquí: (gracias a Perú 21)