El poder político se ejerce. De eso no hay la menor duda. No hacerlo resulta más peligroso que no tenerlo. Emerson decía que la vida es la búsqueda permanente del poder. Ejercer el poder político exige un paso previo: la ambición. Es esta ambición la que, según como se administre, nos lleva a los terrenos de lo democrático o tiránico.
En esencia el poder se concibe como violento y por tanto el poder político tiene que ver con la dominación, con la señalación, con el marco legal, con el Estado de Derecho. Alguien que se salga de ese estado de situación no recibirá de nosotros medidas altruístas sino el justo castigo, apelando legítimamente al fuerza. Esto es lo que señala por ejemplo Max Weber.
La Teoría Democrática, por ejemplo, habla de los mandantes (los electores) y los mandatarios (los elegidos por el voto popular). Un primer aspecto del poder político tiene que ver con la forma como se va a llevar a cabo esta relación. De ello ya habla Phillip Braud en su libro "El Jardín de las Delicias Democráticas" en el cual se detallan características y aspectos de la lucha por el poder.
Max Weber ya nos hablaba que el poder "es la capacidad para imponer la propia voluntad sobre la conducta ajena". Pero el poder político debe ser regulado en el marco de lo ideal, que es el Estado de Derecho, para lo cual existen mecanismos constitucionales conocidos como control político.
Hay una gran relación entre medios de comunicación, democracia y poder político. De ello escribe Silvia Pellegrini llamando la atención sobre los efectos que produce una relación incorrecta entre medios de comunicación y poder político en contra de la democracia.
Por otro lado hay una intensa relación entre riqueza, grupos de interés y poder político. Nosotros sostenemos en ese sentido que el desbalance de inversiones con Chile perjudica a nuestro país. La economía, definitivamente, influencia en la política, por tanto la economía ejerce presión sobre el poder político.
Según el diccionario de términos políticos "Poder Político es desde un punto de vista filosófico político, se concibe al poder como la capacidad que tiene un individuo o un grupo de modificar la conducta de otros individuos o grupos. En Ciencia Política, aunque ya no se acepta que sea el concepto central único, hay acuerdo en que tiene fundamental importancia. Burdeau lo define como "una energía social, emanación de una representación mental, colectiva y dominante, del orden social deseable", en nombre de la cual se presta acatamiento al mando político. Siempre se manifiesta en la relación humana y en su génesis está la obediencia: se tiene poder en la medida en que se es obedecido. Hay muchas clasificaciones del poder. Damos aquí brevemente las más usuales en el análisis político: poder actual (relación entre comportamientos efectivos); poder potencial (relación entre aptitudes para actuar); poder estabilizado (muy alta probabilidad de ser obedecido); poder anónimo (propio de comunidades primitivas, reside más en la costumbre, el tabú, la tradición, que en las personas); poder personalizado (que reside en la voluntad personal del jefe); poder institucionaliza do (estabilizado y articulado en roles coordinados; culmina cuando el Estado se convierte en titular único y abstracto del poder); poder abierto (sensible a las variaciones de la conciencia colectiva sobre el orden social deseable); poder cerrado (al servicio de una representación del orden social deseable que se considera permanente); poder de jure (reconocido por la normativa jurídica vigente); de facto (existente pero carente de respaldo legal).
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miércoles, 23 de enero de 2008
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