Funcionario del Interior Luis Alva Castro desprecia vida de campesinos asesinados

Demostrando su absoluta incapacidad para el cargo, Luis Alva Castro, funcionario a cargo de la cartera del Interior, ha manifestado que no hay "que generalizar ni dramatizar" al referirse a la masacre de humildes campesinos que, valientemente, decidieron abandonar el cultivo de la hoja de coca para dedicarse a cultivos alternativos. En ese sentido muestra el miserable apoyo que el gobierno aprista brinda a quiénes decentemente giran hacia actividades lícitas ajenas al negocio de la droga.
Cruel mensaje el que da Luis Alva Castro. Ya están advertidos quiénes deseen abandonar los cultivos de coca y dedicarse a cultivos lícitos: el gobierno dirá, cuando los narcos los ataquen, que no hay que dramatizar ni generalizar, en suma, los muertos si son campesinos humildes, no cuentan.
Y así quiere este señor, que no conoce su función, combatir la lucha contra el narcotráfico. Por esa razón, porque no conoce su puesto y no tiene liderazgo, es que la seguridad ciudadana está en sus niveles más bajos, sólo comparable a los niveles del primer y catastrófico gobierno aprista. Pandilleros, fumones, paseros, borrachos, criminales al volante, prostitutas, son parte del paisaje limeño del cual Luis Alva Castro y Luis Castañeda Lossio son, cada uno desde su parte, responsables.
Pero volviendo al núcleo de este post, ¿Así pretende influir ánimo en quiénes desean luchar contra los cultivos de drogas, abandonándolos?. Lo manifestado por el señor Luis Alva Castro contradice lo dicho por otros dos funcionarios de este gobierno, los señores Jorge del Castillo y Rómulo Pizarro, quiénes en horas de la mañana lamentaron, y nada más, el asesinato de esta familia que murió por ser decente.
¿Hasta cuándo se tendrá que soportar tamaña incapacidad para gobernar?
Este gobierno no entiende, o no puede entender, el carácter simbólico de estas muertes. Mucha gente cae en las garras del narcotráfico por necesidad. Salir de esa mafia criminal requiere de mucho coraje. Personas que apuestan por la decencia y son abandonadas por el gobierno. Son, sin exagerar, mártires de la legalidad.