Una de las fortalezas de Colombia es su elevado nivel de institucionalidad y ciudadanía. Por la calidad de su contenido y por las similitudes con el comportamiento del presidente Alan García es que comparto con los lectores del blog el Comunicado de la Fundación Foro Nacional por Colombia sobre la segunda reelección del presidente Alvaro Uribe:
FUNDACION FORO NACIONAL POR COLOMBIA
CAMPAÑA DE DEFENSA DE LA INSTITUCIONALIDAD
POLÍTICA DEMOCRÁTICA
COMUNICADO A LA OPINIÓN PUBLICA
La segunda reelección de Uribe: la hecatombe del orden constitucional
Hace un poco más de dos años, cuando se planteó la propuesta de reformar la Constitución de 1991 para permitir la reelección inmediata con nombre propio, Foro Nacional por Colombia emprendió, al igual que muchas otras organizaciones y personas de la sociedad civil, la tarea de oponerse a esa iniciativa por considerar que no contribuiría al propósito de avanzar en la búsqueda de una verdadera democracia para Colombia.
Pensábamos, como lo hacemos ahora, que por más respaldo popular y apoyo de encuestas que tenga el mandatario de turno, no es con la entronización en el poder del presidente y de su clase política de apoyo como se solucionarán los problemas del país. Al contrario, consideramos necesario trabajar en el propósito de más largo plazo de consolidar instituciones, normas y comportamientos democráticos en el Estado y en la Sociedad Civil que respondan a un proyecto de solidaridad, justicia, equidad y paz.
La propuesta, promovida por el grueso del Partido de la U en cabeza de su presidente Carlos García y a la que se han opuesto algunos miembros de la misma bancada como Gina Parody y Martha Lucía Ramirez, de impulsar nuevos cambios constitucionales que permitan una segunda reelección de Uribe y un eventual tercer período suyo en el gobierno nos obliga a pronunciarnos nuevamente. Razones sobran para no apoyar esta iniciativa. Mencionemos sólo algunas:
Constituye un nuevo cambio en las reglas de juego, indicativo de la facilidad de manipular nuestras instituciones y nuestro ordenamiento legal, de acuerdo a las conveniencias coyunturales.
Distorsionará la labor legislativa del Congreso, muy seguramente dando paso a intercambios de favores por apoyos como los que ya se observaron en los casos de Yidis Medina y Teodolindo Avendaño.
Distrae la atención de la opinión sobre temas sin resolver en este gobierno, entre otros el acuerdo humanitario, la atención a los desplazados, la destinación de recursos para reducir la pobreza y las desigualdades sociales y la resolución del conflicto. El argumento de que el presidente necesita más tiempo para finalizar su labor y el propio debate sobre la reelección son una cortina de humo que oculta tanto los puntos en los cuales no ha logrado avance, como situaciones graves en las que se encuentra comprometido, como la vinculación de su bancada con la parapolítica.
Hace evidente una concepción de democracia -que por demás ha fracasado en otros países- donde ciudadanos poco participativos y poco conscientes de sus responsabilidades delegan en un líder “salvador” la superación de la crisis.
Finalmente, de aprobarse esta propuesta se seguirá avanzando en la concentración del poder y en el quiebre del Estado de Derecho y de mecanismos para su salvaguarda, en particular la división de poderes. Se acentuará sin duda la posibilidad de incidir en nombramientos de magistrados del poder judicial o en la conformación de la Junta Directiva del Banco de la República, entre otros aspectos.
Con todas las diferencias del caso, quienes estuvimos atentos a la aprobación de la primera reelección de Uribe observamos una estrategia ya conocida en el pasado. Un presidente que no se pronuncia sobre su interés pero aliados cercanos que hacen la tarea de poner en la opinión pública el tema elogiando las características del mandatario. Esto, sumado a la percepción de “hecatombe” ocasionada por el deterioro de las relaciones con Venezuela y la burda utilización de la marcha contra las FARC el pasado 4 de febrero como un respaldo al gobierno, hacen que no queden dudas de la intención de proceso que se inicia.
En ese sentido, además de expresar una voz de rechazo, Foro quiere hacer explícita la necesidad de impulsar un proceso de oposición serio. Incluso siendo minoría, aquellas personas e instituciones que compartimos una visión similar sobre el tema debemos articular acciones de información, discusión, difusión y seguimiento que nos permitan plantear ante al opinión pública nuestra posición y buscar alternativas de futuro diferentes que las que propone el uribismo al país.
El interés de los colombianos y las colombianas es transitar por la ruta del desarrollo humano, la paz y la convivencia mediante la consolidación de las instituciones democráticas. La propuesta de modificar una vez más el orden constitucional para permitir una segunda reelección del presidente no significa otra cosa que debilitar esas instituciones y llevar al país a una situación en la que la discrecionalidad y el capricho de los gobernantes de turno y de sus áulicos se convierte en el único criterio de manejo de los asuntos públicos.
FUNDACION FORO NACIONAL POR COLOMBIA
CAMPAÑA DE DEFENSA DE LA INSTITUCIONALIDAD
POLÍTICA DEMOCRÁTICA
COMUNICADO A LA OPINIÓN PUBLICA
La segunda reelección de Uribe: la hecatombe del orden constitucional
Hace un poco más de dos años, cuando se planteó la propuesta de reformar la Constitución de 1991 para permitir la reelección inmediata con nombre propio, Foro Nacional por Colombia emprendió, al igual que muchas otras organizaciones y personas de la sociedad civil, la tarea de oponerse a esa iniciativa por considerar que no contribuiría al propósito de avanzar en la búsqueda de una verdadera democracia para Colombia.
Pensábamos, como lo hacemos ahora, que por más respaldo popular y apoyo de encuestas que tenga el mandatario de turno, no es con la entronización en el poder del presidente y de su clase política de apoyo como se solucionarán los problemas del país. Al contrario, consideramos necesario trabajar en el propósito de más largo plazo de consolidar instituciones, normas y comportamientos democráticos en el Estado y en la Sociedad Civil que respondan a un proyecto de solidaridad, justicia, equidad y paz.
La propuesta, promovida por el grueso del Partido de la U en cabeza de su presidente Carlos García y a la que se han opuesto algunos miembros de la misma bancada como Gina Parody y Martha Lucía Ramirez, de impulsar nuevos cambios constitucionales que permitan una segunda reelección de Uribe y un eventual tercer período suyo en el gobierno nos obliga a pronunciarnos nuevamente. Razones sobran para no apoyar esta iniciativa. Mencionemos sólo algunas:
Constituye un nuevo cambio en las reglas de juego, indicativo de la facilidad de manipular nuestras instituciones y nuestro ordenamiento legal, de acuerdo a las conveniencias coyunturales.
Distorsionará la labor legislativa del Congreso, muy seguramente dando paso a intercambios de favores por apoyos como los que ya se observaron en los casos de Yidis Medina y Teodolindo Avendaño.
Distrae la atención de la opinión sobre temas sin resolver en este gobierno, entre otros el acuerdo humanitario, la atención a los desplazados, la destinación de recursos para reducir la pobreza y las desigualdades sociales y la resolución del conflicto. El argumento de que el presidente necesita más tiempo para finalizar su labor y el propio debate sobre la reelección son una cortina de humo que oculta tanto los puntos en los cuales no ha logrado avance, como situaciones graves en las que se encuentra comprometido, como la vinculación de su bancada con la parapolítica.
Hace evidente una concepción de democracia -que por demás ha fracasado en otros países- donde ciudadanos poco participativos y poco conscientes de sus responsabilidades delegan en un líder “salvador” la superación de la crisis.
Finalmente, de aprobarse esta propuesta se seguirá avanzando en la concentración del poder y en el quiebre del Estado de Derecho y de mecanismos para su salvaguarda, en particular la división de poderes. Se acentuará sin duda la posibilidad de incidir en nombramientos de magistrados del poder judicial o en la conformación de la Junta Directiva del Banco de la República, entre otros aspectos.
Con todas las diferencias del caso, quienes estuvimos atentos a la aprobación de la primera reelección de Uribe observamos una estrategia ya conocida en el pasado. Un presidente que no se pronuncia sobre su interés pero aliados cercanos que hacen la tarea de poner en la opinión pública el tema elogiando las características del mandatario. Esto, sumado a la percepción de “hecatombe” ocasionada por el deterioro de las relaciones con Venezuela y la burda utilización de la marcha contra las FARC el pasado 4 de febrero como un respaldo al gobierno, hacen que no queden dudas de la intención de proceso que se inicia.
En ese sentido, además de expresar una voz de rechazo, Foro quiere hacer explícita la necesidad de impulsar un proceso de oposición serio. Incluso siendo minoría, aquellas personas e instituciones que compartimos una visión similar sobre el tema debemos articular acciones de información, discusión, difusión y seguimiento que nos permitan plantear ante al opinión pública nuestra posición y buscar alternativas de futuro diferentes que las que propone el uribismo al país.
El interés de los colombianos y las colombianas es transitar por la ruta del desarrollo humano, la paz y la convivencia mediante la consolidación de las instituciones democráticas. La propuesta de modificar una vez más el orden constitucional para permitir una segunda reelección del presidente no significa otra cosa que debilitar esas instituciones y llevar al país a una situación en la que la discrecionalidad y el capricho de los gobernantes de turno y de sus áulicos se convierte en el único criterio de manejo de los asuntos públicos.
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