¿Cuánto está gastando el gobierno de Alan García en spots publicitarios contra los huelguistas? ¿De quién es la torpe idea de querer mostrar a los huelguistas del Cusco como revoltosos o terroristas? ¿No se da cuenta el presidente García que esa campaña publicitaria le rebotará en el patio de Palacio de Gobierno?
Es lamentable decirlo pero hay gran incapacidad en las personas que tienen en estos momentos la administración del Estado.
Echarle la culpa de todo a que no hay un servicio de inteligencia, por otra parte, es pecar de ignorancia. El ABC de la inteligencia indica que la información se convierte en "inteligencia" sí y sólo sí se utiliza en el campo de la acción.
Es un hecho concreto que hay reportes de inteligencia, que previenen sobre eventos que pueden acontecer en el territorio nacional. Ellos se pueden complementar con los informes de la Defensoría del Pueblo sobre conflictos potenciales. La ausencia de información no es el problema. El insumo, la información, abunda.
El problema es que no hay Ministro del Interior. Luis Alva Castro, destaca por su incapacidad, la cual, dicho sea de paso es un factor común en los altos funcionarios de este gobierno.
Por otra parte este gobierno está cosechando el fruto no de un Estado reformado sino deformado.
A gusto del principal cliente, el presidente Alan García; sin sustento, sin criterio técnico, Verónica Zavala, la señora ministra graduada en Harvard en políticas públicas, empezó a amputar y a fusionar diversos organismos del Estado. Confundió adelgazar -usando sus propias palabras- con amputar extremidades. Creyó que fusionar es meter a varios organismos en una licuadora. El resultado, un Estado caótico, sin institucionalidad, con gran desorden.
Desaparecieron el Consejo Nacional de Descentralización por ejemplo. Analistas, usualmente informados como Augusto Alvarez Rodrich, escriben sobre la descentralización con gran superficialidad, creyendo que un proceso como aquel es tan simple como la desaparición de su ente rector, ignorando que una descentralización seria es un proceso complejo.
Recuerdo cuando al señor Alan García se le pidió, en reserva, suspender el proceso electoral regional del 2002, porque faltaban algunas precisiones. Traicionó la reserva solicitada y denunció públicamente que no se quería llevar a cabo elecciones regionales. Adelantó un proceso que merecía mayor precisión y dedicación. Pero este asunto, que fue notorio y publicitado, ha sido olvidado tanto por Fritz Dubois como por Augusto Alvarez Rodrich en recientes columnas de opinión.
Ahora las regiones, sin ente coordinador, toman la iniciativa. El gobierno ha generado un mayor desorden, el cual se manifiesta en las huelgas, tomas de carreteras, que en los 18 primeros meses de García ha superado con amplitud por lo menos los dos primeros años de Alejandro Toledo. Pero de esto tampoco se quieren acordar.
Se requiere una nueva dinámica en el gobierno. Una oposición congresal más contundente. Cambios de ministros. Verónica Zavala, Luis Carranza, Susana Pinilla, Luis Alva Castro, Rafael Rey, son protagonistas de políticas declarativas, de efectos mediáticos, pero que en la práctica no han producido nada nuevo en sus respectivos campos.
Todo marcha mal porque hay desorden, no hay rumbo, hay demagogia y mucha, muchísimos indicios de corrupción.
viernes, 22 de febrero de 2008
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