miércoles, 20 de febrero de 2008

La calidad de las Políticas Públicas

En el actual gabinete hay más de un ministro que se jacta de ser experto o experta en políticas públicas, con estudios en Harvard y que las enseñan desde hace años como asignatura de post grado en el Instituto de Gobernabilidad de la San Martín de Porres, la conocida universidad vinculada al Partido Aprista. Sin embargo a pesar de la presencia de "expertos" en este tema hay una realidad inobjetable: la poca calidad con que se plantean las políticas públicas en este gobierno. Es verdaderamente deplorable.
Para ilustrar a nuestros lectores quiséramos decirles qué es una política pública.
Según el profesor Eduardo Sojo, en su libro Políticas Públicas en Democracia (FCE 2006) una política pública es toda acción de gobierno que busca atender o resolver un problema de interés público. Es en realidad una actividad que se desarrolla de manera cotidiana y capaz de ordenar prioridades en torno a diferentes finalidades y propósitos. En otras palabras, las políticas públicas son el conjunto de concepciones, criterios, principios, estrategias y líneas fundamentales de acción a partir de la cual la comunidad organizada como Estado decide hacer frente a desafíos y problemas que se consideran de naturaleza pública. Las políticas públicas definen espacios de acción no sólo para el gobierno sino también para los actores ubicados en los sectores social y privado, y se expresan en decisiones adoptadas en forma de instituciones, programas, criterios, lineamientos y normas.
Planteemos ahora la pregunta que nos llevó a escribir este post ¿qué le está pasando a este gobierno en materia de políticas públicas que todo lo hace tan mal?. El asunto del tercio superior, que ha generado pérdida de tiempo, discusión deplorable, maltrato a los maestros, no es otra cosa que un clásico en la forma de actuar del presente gobierno.
El problema, creo, está en la forma de conducir al país por parte del presidente Alan García. Efectismo, promesas irrelevantes, demagogia, discurseo, voluntarismo. Y si a eso le agregamos la triste realidad de un gabinete sin personalidades o temperamentos, pues vemos el desorden evidente que todos notamos.
Ejemplos abundan. El FORSUR para empezar. En este blog se dijo, desde el anuncio del nombramiento de Julio Favre, que el encargo marchaba al fracaso, pues estaba estudiado que un empresario no puede desenvolverse en la lógica pública. Luego el famoso Pacto Social, que gozó al igual que la ya emblemática Oficina Nacional Anticorrupción del apoyo de medios de comunicación como Caretas y El Comercio, sin ninguna crítica, simplemente endosando un apoyo a intentos que resultaron sendos fiascos ante la ciudadanía.
Tal vez parte de los problemas estriben en que en nuestro país hay abundancia de empresas consultoras y no think tanks, que emitan sugerencias de políticas públicas permanentes como es en Colombia, Chile, México y Costa Rica. Aquí simplemente no existen. Se autollamarán think tanks pero son simples empresas consultoras. Y si a esta realidad le agregamos la nula capacidad de los partidos políticos para impulsar centros de pensamientos nos encontramos con una democracia de baja intensidad y un gobierno de muy mala calidad.

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