En Colombia, lugar donde estudié, tenía una serie de condiscípulos que se desvivían por ver buen cine tailandés; apreciar una muestra de fotografía, a veces bajo la lluvia torrencial, en el Parque de la 93; asistir a un Festival de Jazz en La Candelaria; todo a la par de la jornada universitaria, rigurosa, exigente, pero que no se basaba únicamente en esos dos números llamados nota.
En Colombia, específicamente en Bogotá, se buscaba la conjunción de una serie de capacidades para, con visión de conjunto, evaluar. No se privilegiaba la memoria, como en nuestro país, sino el criterio. La respuesta, cuando era una simple transcripción del texto, era criticada, porque no aportaba nada nuevo a lo expresado por el autor, a quién se exigía abordar con objetividad y distancia y en algunos casos con talante de investigador.
Se buscaba, en la formación universitaria, otro tipo también de "inteligencias". La emocional, la social, por ejemplo. También se buscaba mejorar las dotes comunicativas a partir de constantes exposiciones, colectivas, e intervenciones, de manera individual.
Los "chanconcitos" no tenían cabida. Eran los individuos que en el salón de clase eran la excepción. Los repetidores de textos salían jalados. Cosa contraria habría pasado en el Perú: serían parte del tercio superior.
El Ministro de Educación José Antonio Chang, fabricación de una prensa acrítica seguramente producto del tercio superior, no tiene ni idea de lo que se necesita para enseñar.
Un maestro, al cual se le pida únicamente nota, está condenado a fracasar, más aún cuando proviene de un sistema universitario sin control, donde la educación superior, por rectores como el mismo Chang, se han transformado en un simple negocio.
El reduccionismo del discurso oficial demuestra que de Educación saben muy poco. Eso ya se sabía en el caso del Ministro Chang, émulo de Basadre, como jocosamente dijo algún columnista y director de un medio de comunicación.
La formación del educador exige diversas cualidades. Una de ellas la vocación, el afán de ser un apostol de la educación, dispuesto a sacrificar a cambio de muy poco. Más allá de acumular conceptos se requiere saber transmitirlos siendo un buen comunicador, un motivador, no un paporretero como son muchos de los alumnos del llamado tercio superior. Exige también capacidad de empatía y psicología, cuestiones que sólo se pueden apreciar en el ejercicio práctico de la profesión magisterial.
El APRA destruyó la educación en su primer gobierno. En la actualidad, cual Atila del siglo 21, pareciera que no quiere que vuelva a crecer el pasto del conocimiento sobre el terreno arrasado en que se está convirtiendo la educación, por culpa de su tremenda incompetencia.
viernes, 15 de febrero de 2008
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4 comentarios:
"Más allá de acumular conceptos se requiere saber transmitirlos siendo un buen comunicador" y sino tiene los conceptos... que va a transmitir???, como usted dice la evaluacion debe ser integral, debe poseer tanto inteligencia racional como inteligencia emocional, ambas se complementan, lo del tercio superior esta bien, es uno de los tantos requisitos que se deben de cumplir para llegar a ser el profesor idoneo. Si no fuera asi, entonces xq las empresas exigen el quinto superior?.
Saludos
Fritz :)
Estimado Fritz11, hay empresas que no exigen el quinto superior sino ser egresado de tal o cual universidad, así como hay empresas que para niveles de Alta Dirección tiene mayor valor la experiencia que el "cartón" o el dónde se haya estudiado. Eso lo puede decir cualquier head hunter. El tema del tercio superior tal y como lo maneja el gobierno es reduccionismo puro, pues una persona llega al tercio superior en nuestro país gracias a la memorización de conceptos y no al criterio. Como digo en un post anterior no es lo mismo un tercio superior de un instituto de prestigio que de una universidad o instituto mediocre. Antes de hablar de tercio superior el Ministerio debería poner en práctica la ley del sistema nacional de evaluación y acreditación y supervisión de entidades educativas. Gracias me has dado una buena idea para un post.
Muy bien puesto el post y el comentario Juanito. Brillante como siempre. Lo voy a reenviar. Un abrazo.
El conocimiento cuando se genera, no se genera de afuera se genera de adentro. Saber aprender a aprender, por ejemplo es explorar tus capacidades y emociones relacionados con el aprender. Es despertar el amor por el aprender, ese amor que se murio cuando a punta de sistema fuera de contexto, nos enseñaron los conocimientos que solo sirvieron para el siglo pasado. Pero dejaron una grave secuela, perder el amor por el aprender
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