En día sábado, como para que los programas económicos no lo comenten, Don Alan García y su Premier Jorge del Castillo han promulgado un decreto supremo que le abre las puertas de los organismos reguladores a la corrupción y a la manipulación política. Al mejor estilo del fujimontesinismo, donde la falta de transparencia era pan de cada día, el gobierno aprista ha normado para que los presidentes de OSIPTEL, SUNASS, OSINERG y OSITRAN puedan nombrar libremente al gerente general y a sus altos funcionarios sin que tengan que acordarlo previamente con los miembros de sus consejos directivos. Muy pronto veremos en estos organismos a relucientes compañeritos ávidos de cumplir con los encargos provenientes de las altas esferas del poder.
En una economía de mercado como la nuestra, los organismos reguladores juegan un importante papel, pero si estos caen en el manejo interesado de la política pues se distorsiona el rol que tienen asignado y se convierten en fuente de malos manejos y mercado de corruptelas. Ante este daño que se le hace a la economía del país, los ministros "estrella", representantes en el gabinete de intereses económicos como Verónica Zavala y Luis Carranza, vergonzosamente no dicen nada. En verdad poco importan estos personajes, ya bastante cuero hay para las respectivas acusaciones constitucionales que en su momento llegarán. Lo verdaderamente vergonzoso es que salvo un conocedor del tema como Augusto Alvarez Rodrich o la página económica de La República, nadie más se suma a las protestas ante esta precarización de la economía peruana, ni siquiera los chicos del IPE tan dedicados ultimamente al tema de las concesiones y licitaciones.
Ante este permanente deterioro de lo político y económico la Bolsa de Valores de Lima se desplomó. No soportó tanta palabrería. Palabrería que viene de un gobierno con un gabinete que demuestra cada vez más estar por debajo de la línea de la mediocridad y que se presta a este tipo de pésimos manejos de nuestra hacienda pública. La Bolsa desplomada, el dolar estancado, las exportaciones en línea descendente y el empleo en caída libre. Y ante ello ¿Cuáles son nuestras preocupaciones? El show "censurado" de Beto, el llanto de Canchaya, el yo la amo de Menchola, la pelea de Gisella y Magaly y cómo no la necesidad que el Perú pueda jugar en las alturas.
Seguimos involucionando. Y ante ello seremos responsables todos, en especial los actuales congresistas de pensamiento liliputiense, que ni siquiera leen El Peruano y que como Guido y Gaby, la dupla de oro del unicameralismo nacional, se niegan a ver lo evidente: el proceso de destrucción sistemático de las instituciones y de la economía en nuestro país.