Con sincera sorpresa el Comercio de hoy nos cuenta que los comensales de un restaurant de Madrid aplaudieron a Alejandro Toledo de pie. Qué diferencia con otros dos expresidentes, García y Fujimori, que entre llamados judiciales y atentados contra los derechos humanos, conformaron en conjunto los 15 años más corruptos en toda la historia de nuestro país. Mientras a García y Fujimori los mantenían en el extranjero "amigos" que no conoce nadie, en el caso del Dr. Toledo es la cátedra universitaria, la conferencia magistral y su Fundación la que le permite no sólo tener una fuente de ingresos sino una permanencia internacional que debe enaltecer al país. Pero hay otras diferencias. Alejandro Toledo ha sido tal vez el presidente más atacado, de manera sistemática, por la prensa durante su gestión. Mientras se le vapuleaba por temas familiares, al actual gobierno se le perdona incorrecciones cada vez de mayor vuelo, se tolera el copamiento, su notoria incompetencia, el clientelismo galopante y el mercantilismo corruptor, por no hablar del entreguismo económico a Chile. Mientras los medios le dedicaban portadas diarias a "Filete" y la señorita Bardales, la gran mayoría de la prensa en la actualidad no menciona la destrucción de instituciones, la manipulación de los poderes del Estado, la torpeza de nuestras relaciones internacionales y los vínculos inobjetables con la mafia de Vladimiro Montesinos. Soy de los que piensa que la mafia fujimontesinista, expresada en poderes fácticos, económicos, castrenses y mediáticos, ha vuelto a ganar espacio. Y soy de los que piensa, que esta comunión de intereses aunada a las necesidades de García por protegerse de las acusaciones de asesinato durante su primera gestión, son los elementos que obligarán a los cómplices a medir, desde ahora, una probable reelección. Hay suficientes indicios para pensar en esto, que van desde el maltrato a funcionarios hasta una sobrepropaganda presidencial a cargo de fuerzas armadas, policiales y burócratas sólo comparable con los tiempos de oro y robo del fujimorato. Es imprescindible estar alertas, pues las características de este otoño puede ser el preámbulo de un nuevo invierno para nuestra débil democracia.
Juan Sheput