sábado, 7 de julio de 2007

15 son suficientes


Con los votos de sólo 15, de 120 congresistas, el parlamento nacional ha dado un paso más hacia la consolidación de la intolerancia y la prepotencia en el país. Sin mayor discusión, ni debate, se ha impuesto la primera votación de lo que debería ser la Ley de la Carrera Pública Magisterial.
Independientemente de si la ley es buena o mala es necesario decir que esta nacería sumamente debilitada ¿Por qué? porque simplemente la base de sostenibilidad de una buena política pública es el consenso entre las partes, la participación de los interesados, el conocimiento del texto legal generalizado y nada de eso ha habido. El Presidente impone y el Congreso dispone. Con ello obviamente se genera un clima de rebeldía que anticipa la corta duración de la ley, si es que esta finalmente se da.
Pero lo más preocupante es que en nuestro país una Ley importante se pueda lograr con tan sólo 15 votos. Es decir basta que el 12% del total de congresistas se pronuncie para que se dicte una norma. La manipulación como norma en el proceso legislativo. En los tiempos del presidente García una "junta de portavoces" suple al Pleno y define la agenda a discutir. No sólo eso. Una Comisión Permanente, de poco más de 25 personas reemplaza para todos sus efectos al conjunto del Congreso, a los 120 miembros del Parlamento. Así se han hecho una serie de modificaciones al Reglamento y se han planteado leyes que terminaron siendo medidas coyunturales, que siendo legales al no ser legitimadas por la voluntad popular nacieron al borde su extinción. Pero hay otro asunto aún más grave: la sensación que detrás de esta ley hay indicios de aprovechamiento político y económico. Es una Ley que se hace al margen de lo planteado por el Consejo Nacional Educativo en el Proyecto Educativo que el gobierno "hizo suyo" en publicitada ceremonia. El proyecto aprobado NO garantiza una adecuada formación y capacitación docente tal y como lo indica el propio Consejo Nacional de Educación. Es decir, estamos en presencia de una nueva estafa y de una "oportunidad de negocio" para algunos miembros del gobierno de Alan García. El clima de inestabilidad está asegurado, no hay nada controlado, el gobierno de la confusión cree que ha ganado una batalla y no es así, tal y como lo retrata hoy Carlín en su seguidísima sección de La República. La ley, como se está forjando, nacerá muerta.