martes, 17 de julio de 2007

El mensaje presidencial de 28


No hay nada que hacer que el gobierno del Dr. Alan García está haciendo el mayor de sus esfuerzos en parecerse al desastre que fue su primer gobierno. No sólo por la soberbia de la cual hace gala a cada minuto del día, ni por la forma déspota con que trata a sus funcionarios o ministros, tampoco por la lisura que derrama en cada balcón o la ceguera de un INEI que no quiere percibir la inflación sino por que nuestro país vuelve a ser un país impredecible, donde las reglas de juego no están claras, donde el capricho presidencial se impone a las propuestas tímidas de sumisos secretarios. Es por ello, por la falta de predictibilidad que, en diversos círculos, convencidos que el cambio prometido sólo era una actuación, ha empezado a incubarse el temor a lo que se vaya a anunciar en el próximo mensaje que el presidente dará a la Nación. Durante el primer gobierno del Dr. García la cercanía del mensaje presidencial de 28 de julio aterrorizaba a la ciudadanía. No se sabía que medida se iba a dar. Los periódicos especulaban y casi nunca acertaban. Contra el mandato constitucional se decía que el presidente no consultaba ni con sus ministros secretarios. Lo único seguro que se sabía era que, como respuesta a los periodos de crisis, el gobierno era capaz de generar cualquier proyecto, promesas incumplibles, cualquier cortina de humo con tal de desviar la atención de la ciudadanía, de distraerla. Cortinas legendarias fueron, por ejemplo, el pan de camote, reemplazar los añejos árboles de Lima por otros que sean frutales, el Tren Eléctrico, el agua sucia en los caños, la conversión del Golf de San Isidro en Biblioteca Nacional, trasladar la capital al interior del país, el Congreso al Cuzco, así hasta llegar a la estatización de la Banca y Seguros. Hoy, veinte años después, la ciudadanía vuelve a preocuparse ante la cercanía del mensaje de 28 de Julio. ¿Qué dirá? ¿Qué decretará? ¿Que proyecto de Ley presentará?. Sea lo que sea, lo más seguro es que sus ministros secretarios ni estarán enterados. Ellos no cuentan en el proceso de toma de decisiones del segundo alanismo. Menos aún el aprismo, que sigue sobreviviendo gracias al mito de partido poderoso y organizado que se empeñan en endilgarle algunos ingenuos desubicados y que tiene como máximo aliado al fujimontesinismo con una cuota en el gabinete. Estamos a 11 días del mensaje y ya nuestros queridos compatriotas toman nota que día a día nos estamos asemejando al mismo país que, derrumbado hace una veintena de años por el primer alanismo, le dio lugar a un corrupto y asesino como Alberto Fujimori.