Es conmovedor el espectáculo que vienen dando algunos medios de comunicación que asienten sin reflexión la nueva propuesta del destructor de instituciones Don Alan García. Asumen como un logro la convocatoria "incluyente" a diversos sectores para discutir temas especializados como el salario mínimo vital. El llamado Pacto Social, que es como se llama este nuevo Foro, no es otra cosa que la confirmación que con este gobierno el Estado está en un agudo proceso de informalización, de deterioro, lo cual sí va a afectar seriamente la consolidación de instituciones y la construcción de confianza en el país.
El presidente Alan García, que NO ES UN ESTADISTA, desespera y destruye todo aquello que él no haya planteado. Le parece mal el Acuerdo Nacional porque se gestó con Don Valentín Paniagua y se consolidó con el Dr. Alejandro Toledo. Destruye el ámbito de acción del Consejo Nacional del Trabajo, entidad tripartita, referente a nivel latinoamericano de consensos, porque fue una herramienta importante durante el anterior gobierno y que su actual Ministra Pinilla no tiene ni idea de cómo utilizar. Crea más burocracia, con una entidad chicha llamada Pacto Social para que, no un independiente, sino un militante, se encargue de buscar consensos llamando inclusive a los informales para que den opinión. No tienen ni idea en lo que se están metiendo. Ahora los informales, con García y Del Castillo, tendrán voz y voto, y podrán exigir antitécnicamente el salario mínimo vital que se les antoje en sus afiebrados conceptos.
Pero las instituciones, para que se consoliden, requieren de personajes con el temperamento suficiente para imponerse a las veleidades de la coyuntura o a los ataques de la envidia y el copamiento. Máx Hernández asiste gustoso al funeral del Acuerdo Nacional. La señora Susana Pinilla hasta ahora no se da cuenta de lo que está sucediendo en su ámbito, el del Consejo Nacional del Trabajo.
Pero culpa de todo no la tiene el Dr. Alan García. Con un gabinete secretarial dispuesto a cumplir con todos sus caprichos es obvio que al país le irá mal.
Uno de los problemas principales, de allí la necesidad de su salida, es que es falso que Jorge del Castillo sirva de contrapeso a las actitudes demagógicas del Dr. Alan García. Al contrario. Como muere de deseos por quedarse con el fajín se ha convertido en sostén, en elemento funcional, en operador de las barbaridades que le encarga su Jefe y Presidente. Pero como es obvio, sus fuertes relaciones con la vieja prensa lo sostienen, sin crítica en el cargo. Se defiende su estabilidad laboral a costa del Perú sufriente.
Nuestra economía requiere de urgentes reformas para que el crecimiento sea sostenible. Una de ellas, fundamental, es la reforma laboral, base de la competitividad. Pero con este gobierno informal, mediocre, corrupto y palabreador eso es simplemente imposible. Y así por el estilo, seguirán pasando los meses y llegaremos al 2011. Allí veremos. En ese momento se tendrá que evaluar, sin ningún temor, la responsabilidad que en el escenario de retroceso y corrupción que desde ahora se está creando, tuvo la prensa acrítica y los políticos de juguete.
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