El señor Alan García sabe perfectamente que la única forma de tener gobernabilidad es polarizando al país. Para lograr ello se maneja sin ningún tipo de escrúpulo. Cuenta para ello con un coro de aúlicos que creen ingenuamente en su sagrada palabra.
El señor Alan García sabe que él no estaría en Palacio de Gobierno si no fuera por el factor Humala. La población votó masivamente por el APRA por los temores infundados que se le atribuyeron al candidato del nacionalismo. En esa campaña, no olvidemos, hasta contó con el apoyo indirecto de Vladimiro Montesinos con la publicación de un libro oportunísimo para los intereses del aprismo.
La mediocridad de este gobierno es evidente. La corrupción también. Pero los medios de comunicación callan y los sectores empresariales también.
¿Por qué? porque resignadamente aún lo ven como el "mal menor".
El presidente García y sus compañeros denuncian la intromisión extranjera, específicamente el ALBA caribeña. En paralelo los medios difunden los problemas que pasa hoy la sociedad venezolana. Cúnde de esta manera el temor a que aquí pase algo similar.
Con ingenuidad, en lugar de marcar distancia, Ollanta Humala sigue el juego, demostrando su legítima admiración por Hugo Chávez. Esto que puede ser franqueza o lealtad a un amigo, es el comportamiento preciso calculado por el aprismo para mostrarse como la opción fuerte y democrática que necesita el país. Opción que definitivamente no es.
Cuando se agota el tema Chávez, el señor Alan García, saca a relucir al comunismo, sabiendo que sin mayor análisis los comentaristas le van a seguir el juego.
El comunismo genera pavor, sobre todo en el interior del país. En los lugares más profundos de nuestro terruño el terruco es sinónimo de comunista, y eso lo sabe Alan García.
! Cuidado con el comunismo ¡ repite hasta veinte veces en un sólo discurso. El Dr. García requiere con urgencia del referente radical para que su mediocridad para gobernar se vea perdonada
Ante ello ¿Cuál es la reacción del empresariado? Preferible el APRA y García que el comunismo dicen con lógica resignación. Y la sociedad no se queda atrás, ante la posibilidad comunista o terrorista, pues preferible la mediocridad y la corrupción de este gobierno, dicen con temor.
García logra así redondear su juego: el de la tolerancia de su incompetencia para gobernar ante el peligro de algo peor.
Pero en el interín el país se está deteriorando. Al no existir una oposición en el Congreso que le marque el paso, el gobierno se siente autosuficiente.
Al no desplazarse la necesaria oposición a los medios de comunicación, el gobierno se siente con inmunidad.
Al no ejercer la sociedad civil el rol fiscalizador que también tiene, el gobierno se maneja con impunidad.
Lamentablemente pienso que el actual será un quinquenio perdido. La brecha entre ricos y pobres se sigue agrandando. Los fundamentos económicos no son tan sólidos pues dependen de la economía mundial y el declive de nuestras exportaciones ya es una realidad.
No se aprovechó la bonanza. Tampoco la luna de miel. Era el momento oportuno para hacer las reformas más importantes.
Y nadie ha reclamado consistentemente por ello. Específicamente ninguna de las consultoras especializadas en economía ni los políticos ni empresarios.
Es que el cuco de Ollanta Humala o de Hugo Chávez o del comunismo redivivo los ha paralizado. Con tal que no lleguen todo se soporta: la mediocridad y la corrupción.
Bien haría Ollanta en desmarcarse de la opción radical que encarna ahora junto a Hugo Chávez y no hacerle el juego al mediocre gobierno del aprismo.
Bien haría Ollanta en empezar a estructurar junto a otras fuerzas políticas una real oposición.
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