martes, 7 de agosto de 2007

Hablando según el auditorio

Una simpática semblanza de Charles Rangel, escrita por Felipe Ortiz de Zevallos y que viene en el último número de Semana Económica y que muy bien resume la edición impresa de Perú 21, nos confirma la apreciación, que por comentarios de diversos amigos, nos habíamos formado del Senador norteamericano.

Es un político hábil, con mucha experiencia. Lleva 38 años reeligiéndose y es el representante por excelencia de su comunidad, Harlem, Nueva York, donde suele ganar con el 90% de los votos.

El senador Rangel sabe perfectamente que su país pronto ingresará a un periodo electoral, donde se elegirá al próximo presidente de los Estados Unidos. La base que representan tanto Charles Rangel como Sander Levin es eminentemente sindical.

En Estados Unidos el voto no es obligatorio. Los sindicalistas votan masiva y disciplinadamente. Por tanto es un sector al cual no sólo no hay que desagradar sino hay que cuidar.

El objetivo máximo del Partido Demócrata es recuperar el poder. Para ello hay que ganar las elecciones presidenciales. Por eso como la política también es el mundo de las percepciones y las apariencias, era necesario observar a Rangel y Levin.

Mientras Charles Rangel hablaba, Sander Levin miraba. Mientras Rangel visualizaba compromisos, Levin con el gesto los desaprobaba. Rangel ha dejado contento a todos sus interlocutores. Contento está el presidente, contenta la CONFIEP, contentos están en la CGTP.

¿Cómo hizo el Senador Rangel?

Pues fácil. Utilizó una fórmula infalible en materia política. A cada quién le dijo lo que quería escuchar y con ello logró la unanimidad en el sentimiento de felicidad. Dejó a todos contentos.

Pero a la fecha nada está dicho.

No me sorprende la peruanísima reacción del mandatario, cantando victoria antes de tiempo. Por sus declaraciones él siente que el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos ya está ratificado.

No es así. Falta mucho por obrar.

Quiero dejar en claro que mi partido Perú Posible, con Alejandro Toledo a la cabeza, apoya el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Hizo todos los esfuerzos para conseguirlo. Si no se pudo lograr a tiempo fue porque el APRA con Alan García, la CTP con Elías Grijalba y Conveagro con Luis Zuñiga, se opusieron con marchas, bloqueos de carreteras y huelgas al mismo.

Si no hubiera sido así, el Perú estaría creciendo hoy por lo menos 1 punto del PBI más.

Por eso, porque deseamos lo mejor para nuestro país creemos que no se debe bajar la guardia. El señor Lemor en lugar de dedicarse a la venta del avión presidencial, debería dedicar mayor esfuerzo y colaborar con la labor que profesionalmente viene efectuando Felipe Ortiz de Zevallos en la embajada peruana en USA.

Hay que aprovechar este empuje. La política suele darnos grandes sorpresas. Y lamentablemente el Perú es una economía muy pequeña, y en el juego de intereses mundiales, pueden dejarnos, sin ningún problema, de lado.