Pareciera que en el fondo el gobierno aprista no quisiera que se concrete el Tratado de Libre Comercio entre Perú y Estados Unidos. Total, en el fondo, jamás fue su prioridad la política de comercio exterior y durante la campaña presidencial se dedicó a sabotear la posibilidad de su firma.
Por otra parte, es sabido que la principal exigencia norteamericana en las últimas tratativas venía por el lado de los derechos laborales. No se cumplen en el Perú decían. Los senadores Charles Rangel y Sander Levin hicieron de la causa laboral el tema principal en su agenda, a tal punto que es el tema fundamental a tratar en Lima con el presidente, ex enemigo del TLC, Don Alan García. hay, inclusive, visitas programadas a destinos empresariales de provincias, con el objeto de corroborar lo que indique el gobierno.
Sin embargo, a sabiendas de la prioridad de esta temática, el gobierno en las últimas tres semanas, no sabemos si escondiendo un íntimo deseo de sabotear el TLC o demostrando gran torpeza e incompetencia, se dedicó a crear todo un clima de animadversión y crispación contra la dirigencia sindical.
Primero, fue el propio presidente Alan García quien, en diversas oportunidades, se dedicó a insultar, sin sentido, a la dirigencia magisterial. Desde comechados hasta comunistas, como si esto último fuera un insulto, fueron los adjetivos lanzados por quien debe ser el primer educador del país.
Luego fueron los militantes apristas, representados en la bancada y en su partido, quiénes llamaron a la represión, en nombre de la paz social.
Posteriormente fue el propio gobierno quien emprendió contra los trabajadores, dictando decretos draconianos que judicializan torpemente la protesta social. Gracias a esta nueva disposición, hoy es muy fácil meter en la cárcel a un dirigente y aún más hasta podría perder la vida si algún policía o militar cree que puede quitarla en riesgo de perder la propia. El mismo premier Jorge del Castillo justificó una y otra vez la autoritaria medida.
Luego el presidente pidió perdón en nombre propio y del gobierno. Duró poco el ánimo conciliador. Al día siguiente el premier Del Castillo volvió a insultar y días después la Ministra Susana Pinilla en confusas declaraciones llamó como traidores a la patria a los dirigentes de la CGTP que se oponían al TLC con los Estados Unidos.
Olvidaba la señora Pinilla que el propio Alan García y la bancada aprista sabotearon el TLC y fue su CTP , brazo político aprista que bajo el pretexto de la reinvindicación laboral sirve para cobijar a búfalos enemigos del orden social, quién organizó marchas para oponerse al tratado.
Peligrosamente nos estamos acostumbrando a los errores que desde el primer día comete este gobierno. Es tanta la incompetencia que ya insensiblemente convivimos con ella.
Por eso considero que la visita de los senadores norteamericanos lamentablemente no será provechosa para el Perú. La excelente labor desplegada por el embajador de Perú en Estados Unidos, Felipe Ortiz de Zevallos, complemento profesional y adecuado de los esfuerzos del anterior gobierno de Alejandro Toledo, de repente no verán el fruto de la ratificación en el corto plazo.
De repente ahora nos dirán que el Tratado de Libre Comercio es un tema que necesariamente es vinculante y tendrá que verse en el pacto social.
Es el penoso resultado de estar en manos de personas desordenadas, con escasa tolerancia y con cero de visión de estadistas.
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