Una genialidad de Carlín en La República me recuerda el mundillo de los abogados.
Que el presidente y el premier sean abogados tal vez justificaría su modo de ver las cosas. Todo lo quieren resolver con la norma: decretos, leyes, resoluciones, la constitución. Tiene para eso a varios estudios empleados, que le modifican la realidad, desde el punto de vista "legal, a gusto.
Si hay problemas con el pollo el decreto.
Si sube la gasolina la ley.
Si queremos jurel la resolución.
Si el presupuesto no alcanza el decreto de urgencia.
Si las cosas no salen la constitución.
Y así por el estilo. Hay formas legales para todo.
Por eso muchas veces se legisla de espaldas a la realidad. Con las nefastas consecuencias que ello trae.
El intento de perpetuarse por parte de la abogada Luz Aurea Saenz en el Colegio de Abogados de Lima, desde mi punto de vista, tiene un propósito político, que es más por otro que por ella: dar sustento a la reelección presidencial.
Cuando al presidente García se le ocurra también perpetuarse en el sillón de Pizarro tendrá todo el armatoste operando. Es justo, dirá el Congreso. Es constitucional dirán los apristas del Tribunal. Es conforme, dirá, notarialmente la abogada Luz Aurea, recordada ex contralora aprista.
Y los medios afines, por supuesto dirán que sí, que es conforme. Allí saldrán los estudios de abogados contratados y muy bien remunerados, que preparan proyectos a medida, a decir que es justo, constitucional y conforme, las tres afirmaciones por el precio de una.
Todo esto claro está, con el mayor respeto por los abogados correctos, que también hay y en buena cantidad.