En la última semana muchos son los que se atribuyen haber contribuído a la extradición del ahora reo Alberto Fujimori.
Y también son muchos los que habiendo colaborado con esta extradición colaboraron con su silencio cómplice en la consolidación del entonces dictador Fujimori.
Recordemos.
En el año 1995 Alberto Fujimori tenía 80% de popularidad. El país se sentía "agradecido" con el dictador fundamentalmente por haber capturado a Abimael Guzman. No le interesaba el clientelismo ni la corrupción evidente. Tampoco la destrucción institucional. Todo se perdonaba en aras de la paz social y los medios, gracias a las geishas y el dinero, desinformaban a la población nacional.
Sólo había un puñado de demócratas que luchaba por el retorno de la democracia y la institucionalidad. Era un pequeño grupo que tenía en Alberto Borea Odría a su líder y personaje más representativo.
He sido testigo más de una vez de como políticos de distintos niveles le decían a Tito Borea que no se metiera con Fujimori, que lo dejara en paz. He sido testigo también de la mezquindad de los "políticos notables" que se negaban a colaborar porque pensaban que detrás de la lucha institucional y democrática de Alberto Borea había un proyecto político, especulación que el tiempo se encargó de desmentir y borrar.
Hasta hoy leo, veo y escucho a personajes que se jactan de haber luchado contra la dictadura. Se aprovechan que nadie -por el momento- los desmiente. Un desmentido que será por demás necesario, no por algún rédito sino por lealtad a la historia de nuestro país.
Hasta ahora recuerdo la soledad del Comité Directivo del Foro Democrático. Una soledad que lo acompañó los años comprendidos entre 1995 y 1998. Una soledad que en 1999 trocó al tumulto de los oportunistas que avisoraban la caída del "chino".
Hasta ahora recuerdo, también, el entusiasmo por convocar simpatizantes para la lucha real contra el fujimontesinismo. Un entusiasmo que partiendo de Tito Borea se contagiaba a César Rodriguez Rabanal, Angel Delgado, Nicolás Lynch, Javier Diez Canseco, Fernando Tuesta, María Elvira Arias Schreiber, Roxana Cuba, Marco Olivera, Víctor Delfín, Herbert Mujica, Fernando De la Flor, Virginia Bustamante, Oscar Ugarteche, Javier Mujica, Juan Saavedra, Alejandro Santa María entre otros.
Ellos protagonizaron la resistencia democrática que salvó el honor democrático de Perú.
Por ello uno de los primeros actos de la presidencia de Don Valentín Paniagua fue reconocer en ceremonia pública el papel que jugó en la vuelta al Estado de Derecho el Foro Democrático.
Ninguno de los nombrados aparece hoy en la historieta.
No les interesa. Saben que aparecerán algún día en la Historia de nuestro querido Perú.
Porque ellos se enfrentaron sin respaldo de ningún partido político a Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos cuando la mayoría lo aplaudía y la politiquería se ponía de costado.
Ellos comprendieron la importancia de defender la institucionalidad a cualquier precio.
En este momento en que estamos ad-portas de iniciar el juicio a uno de los presidentes más corruptos de nuestra historia republicana es justo reconocer los innegables méritos del Foro Democrático.
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