jueves, 13 de septiembre de 2007

Medios y poder: excelente artículo de Baldo Kresalja

Baldo Kresalja con la valentía propia de quien tiene autoridad moral e intelectual nos advierte de los peligros de la concentración de la propiedad en los medios de comunicación en un excelente artículo publicado en el diario La República el día de hoy. En una sociedad medianamente desarrollada este artículo habría provocado polémica. Pero estamos en una sociedad degradada donde el que más insulta o calumnia es influyente. Los medios en nuestro país fabrican falsos prestigios. Grandes alcaldes, ministros de polendas, presidentes estadistas son etiquetas falsas en el contenido que hoy fabrican algunos medios que no son más que mercenarios de intereses económicos como diría Ignacio Ramonet.
Hace tiempo que da esta batalla casi en solitario Baldo Kresalja. Lo vamos a acompañar. Porque estamos seguro que algún día habrá una masa crítica de políticos dispuestos a enfrentarse al afán de manipular de gran cantidad de medios al servicio de un sector del empresariado que cree que nuestro país es poco menos que su chacra. A continuación el texto de Baldo Kresalja aparecido en La República y que muchos tratarán de pasarlo desapercibido. Los resaltados son nuestros:


Las Próximas Batallas. Cross-ownership
"El poder que ostentan los medios de comunicación de masas en las sociedades modernas es enorme y está presente en todas las áreas de la actividad humana. Ese poder es ejercido en gran medida por grandes conglomerados, y se manifiesta tanto en la selección y distribución de información como también en la creación de ficciones y programas de entretenimiento de divulgación globalizada. Resulta obvio que todo ello tiene un significativo impacto en la formación de la opinión pública y en la elección de los temas que son sometidos a debate.
Los medios, que están constituidos por diarios, revistas, radio, TV de señal abierta y de cable, Internet, etc., han tenido un desarrollo técnico extraordinario durante las últimas décadas. En las sociedades modernas prácticamente todas las personas tienen acceso o están expuestas diariamente a la "mass media". Para muchos resulta obvio que si la propiedad de esos medios se encuentra dispersa, esto es, en muchas manos, será más factible que el número y la calidad de los temas que sean motivo de información o de expresión serán mayores que si está concentrada. Es por ello que la legislación sobre concentraciones empresariales existente en algunas democracias avanzadas tiene por fin prevenir la adquisición de posiciones dominantes que puedan restringir la competencia o el flujo de ideas y de informaciones.
En los EEUU, por ejemplo, la poderosa Federal Communications Commission (FCC) adoptó una regla relativa a la propiedad cruzada entre TV/ radio y periódicos ( "cross-ownership of broadcast stations and newspapers") en virtud de la cual no se otorgaría licencia para el funcionamiento de estaciones de radio o TV si quien lo solicitaba era propietario, directo o indirecto, de un periódico y si el otorgamiento de la misma podría resultar en un cerco informativo para la entera comunidad en la cual el periódico se publicaba. Esta norma tiene como fundamento tanto la necesidad de que estuvieran presentes diversos puntos de vista en la "mass media" –lo que se considera poco realista en el caso de existir concentración de propiedad– así como la necesidad de promover la competencia en el mercado y en la publicidad.
Si bien en los últimos años han aumentado las técnicas a través de las cuales los medios se expresan, no ha ocurrido lo propio con la propiedad, que se ha venido concentrando, lo que según importantes corrientes de opinión ha devenido en una menor diversidad de opiniones y en el uso de una menor cantidad de fuentes de información. Señalan que los conglomerados que ahora operan gran parte de la "mass media" han generado externalidades negativas, privilegiando la rentabilidad sobre la diversidad y haciendo difícil la expresión de lo local, que como se sabe es el primer eslabón en la generación de debates democráticos. En otras palabras, se han generado sinergias entre estaciones de Tv y periódicos que no protegen el interés público.
La propiedad cruzada entre periódicos, radios y TV despierta temor, pues se consideran a sí mismos como invulnerables y capaces de intimidar a cualquiera que se atreva a retar su poder, debilitando o eliminando voces discordantes. Existe también el temor de que cada vez más se recorte las informaciones locales, pues ello requiere de un número mayor de periodistas e investigadores que la divulgación de noticias cuya "selección" se ha hecho en forma centralizada, orientada fundamentalmente a lucrar, pues suelen tratar preferentemente noticias sin mayor relieve y/o relativas al mundo del espectáculo.
Desconfiar, hay que recordarlo, es tener poca seguridad o esperanza, y no es lo mismo que prejuzgar, que es juzgar las cosas antes del tiempo oportuno, o sin tener de ellas cabal conocimiento. Debemos desconfiar por lo que apreciamos ocurre en el mundo más desarrollado en relación con las concentraciones y concertaciones empresariales en el ámbito de los medios, que en cierta medida pre-figuran nuestro futuro. Ello los hará más débiles para enfrentar las conductas y el poder económico de los anunciantes más importantes, del Estado y de las empresas transnacionales. Debemos desconfiar de la concentración y propiedad cruzada entre periódicos, radios y TV debido al bajo nivel educativo de nuestra empobrecida población, por sus comportamientos electorales volátiles que muestran la influencia determinante de la agresión televisiva; debemos desconfiar por el silencio que expulsan los centros académicos, los colegios profesionales y los notables de cada hora frente a ese tipo de adquisiciones que en cualquier sociedad más alerta a sus derechos hubiera dado lugar a debates y controversias.
Debemos, sin duda, desconfiar por la existencia mayoritaria de una clase política ignorante, frívola y moralmente inepta; debemos desconfiar por nuestra incapacidad auditada para efectuar y mostrar permanentemente creaciones culturales propias en los medios audiovisuales; debemos desconfiar porque siempre es mejor poseer voces plurales que concentradas, medios que sin requerir de cita previa permiten a las minorías expresarse, porque es preciso estampar el reconocimiento de los méritos en el ámbito público dejando los parentescos sanguíneos y espirituales para el privado. Es por todo ello preciso batallar para modificar nuestra Ley de Radio y TV para impedir la concentración de propiedad en los medios de comunicación
."