En declaraciones matutinas, seguro impresionado por el desorden reinante en Pisco, el presidente García la ha emprendido contra el Estado Vaticano, contra Radio Cutivalú, contra los jesuitas, contra el gobierno venezolano, contra el argentino y contra el comunismo.
La verdad que no entendemos.
¿Qué tienen que ver los jesuitas con Majaz? ¿Qué tiene que ver el Estado Vaticano con la consulta popular? ¿Están hermanados el comunismo con el Opus Dei dominante en Roma? ¿Han hecho un pacto diabólico olvidando su histórica disputa para unirse en torno a Majaz?
No es serio lo que dice el señor presidente.
Desde que la posibilidad que Alberto Fujimori regrese a Perú para ser juzgado se ha notado un cambio en el estado de ánimo del señor Alan García.
¿Será que en Fujimori ve el escenario que mostraría la bola de cristal de su propio futuro?
¿Será que el tema de los derechos humanos lo inquieta?
Creo que es algo menos, mas humano, más terrenal, más crematístico.
Es la imposición y la presión de empresarios mineros que han convertido al partido aprista en su vocero.
Nada más que eso.
Es preocupante notar la forma como voceros apristas sacan cara por las empresas mineras. Versiones periodísticas señalan que en estas empresas trabajarían hermanos, sobrinos y allegados a los jerarcas del partido aprista.
Si es así no asombraría tanta devoción por las empresas mineras. Hasta han mandado a los hermanos Arana a sabotear la consulta popular.
Este quinquenio cada vez más se parece al primer gobierno del señor Alan García Pérez.