El procurador aprista Moisés Tambini, familiar político de Alberto Kouri, ha pedido la renuncia del procurador Omar Chehade por haber, según él, "politizado" la extradición del reo Fujimori.
A Moisés Tambini le molesta que Omar Chehade haya denunciado una "mano negra" en la justicia chilena.
Al contrario, debería agradecerle.
La política, con su acción, permite variar el curso de los acontecimientos. Estoy convencido que de no haber sido por Omar Chehade, el fallo absolutorio de Kenya Fujimori habría tenido mayores posibilidades de éxito.
Fueron las declaraciones de Chehade las que pusieron en jaque a la jurisprudencia chilena, obligándolas a enfrentar una opinión pública que cuestionaba, que pedía definiciones, que se escandalizaba ante la posibilidad de una absolución, de denegar la posibilidad de la extradición.
En otras palabras les pusieron, a los jueces chilenos, los reflectores encima.
Sería, así, muy difícil burlarse de las víctimas del corrupto dictador de origen japonés.
De allí la cólera de aquellos que no contaban con este escenario. De allí la furia del procurador aprista Moisés Tambini.
Con sus declaraciones el señor Tambini le hace, de repente involuntariamente, un favor directo a la mafia fujimontesinista.
La defensa del Estado requiere de procuradores como Omar Chehade, capaces de hablarle en voz alta a ese grupo mafioso que saqueó nuestros recursos en la década pasada.
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