Una fotocopia de un cuarto de página donde se escribe el apellido Toledo sirve para que un individuo que ensucia la práctica parlamentaria acuse al ex presidente Alejandro Toledo de violación.
Este es el nivel al que nos conduce el actual gobierno. Utiliza a sus "congresistas" funcionales para atacar a miembros de la oposición con acusaciones fabricadas, tal y como se hizo en la década del fujimontesinismo.
Pero cuando las acusaciones fabricadas llegan al terreno de la inmoralidad, del ataque a las honras de las personas, estamos hablando ya de palabras mayores. Estamos hablando de una práctica que linda en lo mafioso.
Gustavo Espinoza ensucia la investidura parlamentaria. Y tendrá que responder por sus acusaciones y allí sabremos quiénes son los patrones que lo utilizan para enlodar, al estilo montesinista, a los adversarios políticos.
Quiere el gobierno que nos olvidemos de la interpelación al ministro Luis Alva Castro, que nos olvidemos de la corrupción por la compra de alimentos en el SIS, de la inflación creciente, de la caída del dólar y de las exportaciones.
Psicosociales.
Burdos y mediocres psicosociales.
De la Virgen que llora a los panes con agujas pasando por los atrevimientos mafiosos de las acusaciones por violación.
Hay al respecto una excelente columna de César Hildebrandt llamada "Violada en una Orgía" donde se da cuenta de lo absurdo de la acusación