lunes, 15 de octubre de 2007

Perú Compras: otra amenaza de corrupción

En el vecino del sur, Chile Compras funciona porque hay una contraloría eficiente, un mecanismo regulador de licitaciones con fuertes atribuciones, una prensa crítica y sin mermelada, y una férrea oposición en el Congreso. Aquí el presidente García pretende crear Perú Compras, rápidamente, sin debate ni reflexión.
Tenemos razones de sobra para dudar de las buenas intenciones del Dr. Alan García.
Ya antes ha dramatizado con las vacunas, con el censo, con los patrulleros, con el fenómeno del Niño, con el fríaje, con el Pacto Social, con el FORSUR, con los decretos de urgencia y todo, absolutamente todo, ha salido mal, con altísimos indicios de corrupción cuando la dramatización implica una licitación.
Este gobierno le quitó atribuciones a CONSUCODE a tal punto que a la fecha este organismo está pintado en la pared y no es respetado por nadie.
Este gobierno ejerce presión política a la Contraloría y la emplaza cada vez que quiere cumplir con su papel.
Este gobierno coopta a la oposición y blinda a sus ministros acusados de ineficiencia o incorrecciones. Nunca se ha visto en catorce meses tantos indicios de corrupción.
Ahora, sin reforzar las instituciones, el gobierno pretende centralizar las compras en este nuevo organismo llamado Perú Compras. Temo, que al final, se centralice la coima y se minimice la fiscalización. No están dadas las condiciones en nuestro país para que una organización así funcione correctamente.
No olvidemos que estamos en un gobierno con graves antecendentes y también un nefasto presente de corrupción.
Sería por tanto un gravísimo error que todo se centralice en Perú Compras. Y más aún si se hace a través de organismos internacionales. Estas no son sujeto de fiscalización ni de control. El señor Castañeda Lossio utiliza este mecanismo, por ejemplo, y hay grandes acusaciones sobre el tema aún pendientes de investigar.
Esperemos que el Congreso piense en su responsabilidad para evitar el deterioro en que estamos inmersos y se niegue a dar pase a un proyecto que pretende ser cura de una enfermedad y será más bien mortal para la ética y moral pública.