lunes, 15 de octubre de 2007

Un censo que es todo un símbolo de los tiempos

El Instituto Nacional de Estadísitica e Informática debería ser sinónimo de tecnicismo y rigor. Sin embargo da muestras de una informalidad clamorosa. El Censo Nacional, tal y como ha sido diseñado está llamado a ser otro FORSUR, otro Pacto Social, es decir, en pocas palabras un fuego artificial.
Empezando en que es una metodología anacrónica. Por mero y simple capricho presidencial se está realizando. No existe, reafirmo, no existe, ni una sóla prueba e indicio de irregularidades presupuestales o técnicas respecto al anterior Censo Nacional. Sólo hay expresiones declarativas, acusaciones sin fundamento, propias de un estilo de creación de políticas públicas que esconden, pienso, grandes oportunidades de negocios.
Este Censo llega al ridículo con extrema facilidad.
Algunos ejemplos al canto:
El señor jefe del INEI ha dicho, a una semana del censo, que todavía le falta el 75% de empadronadores. A una semana. Y lo dice con gran frescura como si capacitar a 600,000 voluntarios fuera un juego.
El señor jefe del INEI dice que le pagará en efectivo a los empadronadores para que se compren su desayuno, almuerzo y comida ya que no hay tiempo para que el INEI (¿o el SIS?) compre los refrigerios. La primera pregunta que nos hacemos es ¿En dónde comprarán su desayuno, almuerzo y comida los pobres encuestadores voluntarios? ¿No que todo tiene que estar cerrado?.
El Comunicado del Censo aparecido en diversos medios escritos, dice que los indigentes y personas sin habitación o casa deberán acercarse a las dependencias policiales más cercanas.
¿Cómo harán los indigentes u orates abandonados para enterarse de esta disposición si no tienen ni para comprarse un pan?.
¿Alguien ha calculado la pérdida que ocasionará este Censo a las economías que tienen en el Domingo su día central para hacer negocios? Los restaurantes rurales de Chosica y Chancay, los tamaleros, las ferias dominicales, los cines, las vivanderas, los centros comerciales, los taxistas,etcétera, etcétera. Todos quedarán en malas condiciones económicas por tan sólo un capricho presidencial.
El XI Censo Nacional de Población y VI de Vivienda es un disparate. Me temo que los resultados sólo servirán para justificar grandes gastos y para maquillar desastres de este gobierno o para manipular éxitos estadísticos pero no reales, tal como hace el señor K en la Argentina.