sábado, 6 de octubre de 2007

Una condecoración oportunista con perfume chavista



Considero que Gian Marco Zignago es un buen cantante y una buena persona, con reconocida sensibilidad social, pero de allí a condecorarlo con la máxima distinción del Estado peruano grafica de cuerpo entero el poco respeto y el uso político y oportunista que da el presidente García a las instituciones nacionales.

La Orden del Sol del Perú creada por el generalísimo don José de San Martín es la máxima distinción que otorga el Estado peruano para premiar los servicios extraordinarios prestados a la patria.

¿Organizar conciertos, de vez en cuando, es un servicio extraordinario a la patria?
Ya antes Alan García había condecorado al Grupo Néctar, músicos que lamentablemente fallecieron en un accidente de tránsito en Argentina, con un sentido notoriamente oportunista.

Con tal de generar cosas sobre qué hablar, de distraer a la ciudadanía de asuntos graves, el presidente García es capaz de devaluar una condecoración que es una institución.

No quiero decir que con Gian Marco se devalúe. Se devalúa con la continuidad de la condecoración y con el poco criterio respecto a la excepcionalidad.

Gian Marco,repito, es un buen cantante. El problema no es con una persona admirable más no excepcional. Lo hago por la institución de la Condecoración de la Orden del Sol que debe ser entregada por actos relevantes, excepcionales, de altísimo servicio al país.

En ese sentido ¿Qué tiene de excepcional organizar un concierto con fines sociales?

Que el presidente García condecore entonces a Eva Ayllón, a Augusto Polo Campos, a Arena Hash, a Christian Mier, a Micky Gonzáles, a Perú Negro y muchos más que han organizado y participado en conciertos por los friajes, los fenómenos del Niño, los desembalses, los huaycos y las lluvias torrenciales.

Un presidente no puede llegar al extremo de levantarse pensando ¿a quién condecoraré hoy? ¿cómo distraeré al país?

Me recuerda los conciertos de salsa o los desfiles de modas en el Callao.

Distracción masiva, embrutecimiento masivo.

Qué manera de jugar con el país.

Y qué manera de hacerle el juego a este tipo de gobernar, saludando lo incorrecto y exagerado.

Cuando Hitler empezó a abusar de la condecoración de la Cruz de Hierro hasta los soldados rasos se negaban a recibirla. Es mi deber no la merezco decían. Sabían que se exageraba con propósitos políticos para elevar la moral del pueblo alemán.

En la película Zulú se menciona la Cruz de Malta de bronce otorgada en toda la historia del Imperio Británico, con guerras sin par, a poquísimos soldados ingleses.

Hugo Chávez hace usos y abusos del Gran Collar de la Orden del Libertador, la máxima condecoración que se otorga en Venezuela. Lo hace con el afán que la gente tenga algo que hablar. En Venezuela, por ello, se suele especular con quién será el próximo condecorado.

Ya en su primer gobierno el presidente García abusó de los reconocimiento máximos.

El frontis del Estadio Nacional, reservado a campeones, sean olímpicos, mundiales o panamericanos, se empezó a llenar de segundones que obtenían por capricho u oportunismo presidencial los laureles deportivos.

Con este gobierno, lamentablemente, estamos devaluando las instituciones e involucionando como sociedad.