sábado, 17 de noviembre de 2007

Del verbo insultar al verbo gobernar

La oposición parece ignorar que también es responsable del deterioro de la situación política. Su falta de capacidad para concertar políticas comunes, su ausencia de talante para el debate, su afán gobiernista, su fácil seducción ante la prebenda oficialista, son algunas características de la "oposición" de hoy.
En las últimas horas, picados por operadores apristas, los señores "opositores" iniciaron un carnaval de insultos que no conducen absolutamente a nada. Perro de chacra, perro de presa, perro faldero, tonto útil, pájaro de mal agüero, acomplejados, son algunos de los adjetivos que ilustran de cuerpo entero el nivel intelectual de nuestra mal llamada clase política.
En tanto el debate en nuestros países vecinos es acerca de la migración, la cohesión social, los tratados librecomerciales, el medio ambiente, aquí se asemeja a un lenguaje por debajo del nivel cívico que exige la función pública.
¿Tiene también culpa el elector?
Por supuesto que la tiene. Se vota por el más conocido no por el más ilustrado, se prefiere el escándalo y no la propuesta, al Congreso llega quien más gasta en la campaña no el que hace política. También tienen su cuota de culpa algunos periodistas que privilegian la búsqueda del titular antes que la docencia en los asuntos públicos. Si no hacemos algo vamos a descender aún más.
Por eso es importante pasar de la propuesta a la acción. Hace poco se ha hecho un nuevo taller en la Pontificia Universidad Católica sobre reforma del estado y reforma política. Desde hace mucho tiempo se sobrediagnostica y no se plantean soluciones concretas. Urge hacer un debate público y no de gabinete ni auditorio para concientizar a la gran opinión sobre la necesidad de hacer grandes reformas. Desde mi punto de vista es fundamental la gran reforma política que el Perú exige. El retorno a la bicameralidad, el financiamiento de los partidos políticos, una revocatoria de autoridades más flexible, la posibilidad de renuncia parlamentaria, la disminución del periodo de los congresistas, son algunos de los temas que deben entrar en debate.
Luego del penoso espectáculo de los últimos días, retomar la discusión de grandes temas es imprescindible.