Al premier Jorge del Castillo le gusta que lo llamen Primer Ministro, y así lo hacen sus amigos, a pesar que esa denominación no existe en nuestra Constitución. El Premier tiene una función esencialmente coordinadora, que por recientes declaraciones de este gobierno, por lo visto ya no puede ejercer.
Durante las últimas semanas hemos escuchado al Premier, a Luis Alva Castro, a Allan Wagner, al propio señor Alan García hablar de la "injerencia extranjera" y hacer permanentes alusiones al ALBA y a los fondos subrepticios venezolanos, que según ellos, estarían financiando protestas y movilizaciones.
Sin embargo, en la tarde de hoy el Canciller José Antonio García ha indicado que no hay indicios de una infiltración chavista. Estas declaraciones demuestran el nivel de descoordinación de un gabinete que merece ser cambiado a la brevedad.
Hace pocos días hubo tremendas coordinaciones entre los funcionarios del Interior, Defensa y el Premier. Luego a raíz de la cortina de humo de la lista de liberados las cifras sobre dichas personas también fueron contradictorias. Las disputas entre la señora Susana Pinilla con Luis Carranza donde tercamente tercia Rafael Rey también son parte de estos tiempos de desorden e improvisación.
Sin embargo el Premier no quiere marcharse. Complica la buena marcha del estado con su terca persistencia.