Hemos perdido 5 a 1 con Ecuador y a pesar de ello el "buenismo" mediático recomienda que no renuncie el señor Chemo del Solar. No podía ser de otra manera. En la política como en el fútbol figuras medianas se convierten en lumbreras gracias a la promoción y el blindaje periodístico. Es uno de los lastres que tenemos, ante los cuáles nuestra sociedad no se rebela por falta, fundamentalmente, de educación.
No renunciará del Solar y mucho menos Woodman y tampoco Burga. Los tres son símbolos de un sistema que se niega a irse. El señor del Solar, que tiene "tanta" personalidad que exhibe su dejo "ezpañol" a pesar de vivir aquí desde hace años. El señor Woodman, que cree que el deporte es una unidad de negocios más, a la cual hay que sacarle el máximo provecho. El señor Burga que, cual cacique partidario, se niega a abandonar su puesto a pesar del máximo repudio.
Ninguno renunciará. Y lo que es peor el sistema lo permitirá. Hace mucho que, con el fujimorato y con las lauras bozzos y los cuartos poderes y las ventanas indiscretas, nuestra sociedad ha minimizado sus reflejos mentales y acepta, con resignación, lo que le dan.
Albert Einstein definía la locura como el hecho de esperar distintos resultados haciendo lo mismo. Queremos clasificar y tenemos los mismos jugadores. Queremos mejorar y buscamos a los mismos entrenadores. Queremos progresar y recurrimos a los mismos palabreadores. Queremos desarrollarnos y votamos por los mismos manipuladores. Inclusive, con gran ingenuidad, se dice que el gran irresponsable "ha cambiado".
Se requiere una nueva forma de pensar, que despegue desde la irreverencia de la juventud, que no esté atada a profesores indiferentes ante la realidad o que no confrontan con ella pues son parte del sistema, un sistema que compra fácilmente silencios, con una cátedra o una consultoría.
Ecuador 5 - Perú 1. El resultado era esperable. Ya se le veía venir desde que el gobierno del mal menor en un arranque de sinceridad demagógica condecoró, para festejo de los bloggers, a los jotitas. En esa oportunidad el gran irresponsable mintió diciendo que después de 25 años íbamos a un Mundial, mezclando así papas con camotes, divisiones con categorías.
No hay un pensamiento de largo plazo. Se vive atado a la coyuntura. El fútbol, como los pleitos del Congreso y nuestra mediocre televisión (con muy pocas excepciones) son un reflejo de nuestra devaluada sociedad.