Le ha causado réditos al señor García invitar a Hugo Chávez a invertir en nuestro país. Sabido es, a la luz de la inversión-invasión chilena, que al máximo funcionario de la Nación, es decir al señor García, no le interesa el futuro comprometido de nuestro país.
Enclaustrado en un pensamiento de corto plazo, preso de los índices del día a día, pendiente de la foto del momento, el señor García olvida que la economía es una película y no una fotografía.
En ese sentido plantea, casi en forma diaria, una serie de medidas que están bien para sus coloquios semanales de la Casa del Pueblo pero no para el futuro del país.
El señor García olvida la imperiosa necesidad de construir un desarrollo sostenible. La fórmula es harto conocida: educación, investigación, innovación, salud, tecnologías de la información. Pero los resultados también son predecibles. Se dan, cuando son exitosos, en el largo plazo y en ese término no conviene al afán coyuntural de Alan García.
Este gobierno ha sido pródigo en cambios de nombres a programas existentes. Sin embargo ha sido completamente incapaz en generar una sóla política de fondo que son las que verdaderamente necesitamos. De esta manera está garantizada una nueva oportunidad perdida, en que por culpa de nuestros gobernantes no se invierta en aquellos aspectos que hagan de nuestro desarrollo una situación permanente.
¿Qué, por ejemplo, de la reforma laboral? tres ministros se pelean por el tema y no tercia el presidente del consejo porque simplemente no conoce el tema. ¿Qué acerca del Plan Nacional de Competitividad? ¿Qué del CEPLAN? ¿Sabrá el gobierno lo que es un intangible? ¿Sabrán lo que es una ventaja competitiva?
La premodernidad del primer funcionario de la Nación lo lleva a recurrir a conceptos de hace centenas de años planteados por Lope de Vega en su comedia "El perro del hortelano", en lugar de adoptar las ideas de hace sólo 20 años que ya planteaba Michael Porter en su clásico "Ventajas Competitivas de las Naciones". En este texto el profesor Porter daba cuenta de la necesidad de adoptar medidas radicales en épocas de bonanza para darle sostenibilidad a la economía y traducirla en desarrollo. Pero el señor García no tiene tiempo para Porter, Coquito,y el resumen de Lope, pareciera ser su libro de cabecera.
El señor García ha elegido como ideólogo a Lope en lugar de Porter, es síntoma de su premodernidad, una visión tan premoderna que lo lleva a desconocer temas tan sensibles como la migración, el medio ambiente, la biodiversidad, el cambio climático o la cohesión social.