viernes, 2 de noviembre de 2007

Oppenheimer, Alejandro Toledo y Alan García

"García ha tenido la sabiduría de continuar las políticas económicas de su antecesor, Alejandro Toledo, quien a pesar de su baja popularidad sentó las bases para un crecimiento duradero con reducción de las tasas de pobreza." Estas son las palabras que Andrés Oppenheimer escribe en su último Reporte, palabras sin la mezquindad que anida en gran parte de nuestra prensa local.
El reconocimiento al crecimiento económico peruano es casi unánime. Y en ese reconocimiento tiene un papel muy especial Alejandro Toledo, quien en medio de una tormenta, condujo a nuestro país, por primera vez en la Historia del Perú, a buen puerto: lo entregó, democráticamente, en mejor situación de cómo lo encontró. El día de la transmisión de mando, el 28 de julio del año 2006, fue aplaudido, en el Congreso de la República de pie, por todas las bancadas, algo inédito en la historia política de nuestro país. había cumplido.
En efecto. Triplicó exportaciones, duplicó reservas, redujo el déficit fiscal, mejoró el índice de competitividad, redujo a niveles mínimos la inflación. Continuó, el proceso iniciado por Don Valentín Paniagua, de reconstrucción de nuestras instituciones.
¿Qué habría pasado si Alejandro Toledo, en una de sus caídas de popularidad hubiera actuado como Alan García con medidas demagógicas? Pues simplemente hoy no estaríamos viviendo la bonanza de la cual gozamos. Esa es la diferencia fundamental entre un estadista, los cuales siempre son incomprendidos, y un demagogo, que se sirve de lo que otros lograron y que, al no entender lo que tiene, lo desperdicia. Oppenheimer reconoce el mérito de Alejandro Toledo en el crecimiento de nuestro país. Lo dijo aquí, en Perú, en vivo y en directo, en tres programas televisivos, y, para pena de la autoestima nacional, los conductores le desviaron la mención. Es que reconocer el mérito de Alejandro Toledo es difícil. Difícil porque en nuestro país cuesta reconocer, en vida, los méritos del éxito, los méritos del otro. En dicha visita Andrés Oppenheimer hablo de los 10 puntos en que había reducido la pobreza Alejandro Toledo, de 54 a 44%, reducción que el gobierno de García quiso convertir en sólo 4 puntos y que luego tuvo que reconocer, ante la contundencia de las cifras del Banco Mundial. Alejandro Toledo condujo un país en transición, enfrentado a una televisión mafiosa o chantajista, de la peor especie, como la de Frecuencia Latina Canal 2 por ejemplo. Condujo un país con casi todo en contra, con un fujimorismo que utilizaba al aprismo como elemento de desestabilización y que tuvo en Alan García al portaestandarte de la ingobernabilidad. ¡ Y ahora García, con gran desparpajo, escribe sobre el "perro del hortelano ! García no tiene la oposición que no dejaba gobernar a Alejandro Toledo; García tiene riquezas, dineros y presupuestos que no tuvo Alejandro Toledo; García tiene medios de comunicación sospechosamente comprensivos que no tuvo Alejandro Toledo, y a pesar de todas esas ventajas, comprensiones y facilidades no puede hacer ni una simple reforma que con toda la turbulencia del caso le exigían desde el primer día a Alejandro Toledo. La incompetencia y la corrupción, que muchos -por ahora- se niegan a ver son los sellos distintivos del segundo gobierno de Alan García. La incomprensión, la zancadilla cobarde, el ataque artero fueron los obstáculos que Alejandro Toledo tuvo que superar con gran mérito, pues jamás dejó de respetar los derechos humanos, la libertad de expresión, la libertad de prensa y el buen manejo económico. Estos son los sellos distintivos del gobierno de Alejandro Toledo y de Perú Posible que el mundo reconoce y el país empieza a reconocer.