sábado, 15 de diciembre de 2007

A cuatro meses del terremoto Pisco sigue en el olvido

Han pasado 120 días del terremoto en Pisco y esta y otras ciudades siguen en medio de escombros. Las escenas alegres que nos muestra la televisión oficial, esa de Baruch, Genaro y el inefable Canal 7, son completamente distintas de la realidad.
Cada mañana es común escuchar en las emisoras radiales las quejas de pobladores que no tienen que comer, donde dormir, que indican que lo de Garrido Lecca es otro show más, posible gracias a la tremenda incapacidad del Congreso actual para fiscalizar.
En Pisco, Chincha, Ica, siguen miles de hermanos en medio de escombros. Personas sencillas que han perdido todo y no tienen nada, ni siquiera lo que donaron para ellas, pues de las donaciones, a la fecha, no se sabe nada.
¿Quién rinde cuenta del dinero descontado a los servidores públicos? Nadie. ¿Quién da cuentas de las ropas y enseres donados a los damnificados? Nadie. ¿Quién nos dice que se ha hexcho con tantas carpas, con tantos colchones, con tanta ropa que se donó en Estados Unidos, Asia, Europa? Nadie.
Y a pesar que de esas donaciones nadie ha rendido cuanta y que ya se han evaporado de los almacenes oficiales se insiste en pedir más "en nombre de los pobres".
El día de hoy la "gran prensa" ya no informa nada de Pisco. Ya están en el olvido. Y sin embargo cuantas donaciones se reciben en su nombre. Donaciones que van a parar a las manos de sinvergüenzas que no rinden cuentas por ellas.
Sin embargo la fiesta y las "oportunidades de negocio" continúan. En nombre de los damnificados el Ministerio de Salud (ese de las corruptelas de las vacunas, las ambulancias y del SIS) anuncia una "megacampaña" en conjunto con el Ministerio de la Mujer (ese de las corruptelas del PRONAA) con el Ministerio de Educación ( ese de las corruptelas de los libros, los contratos con la San Martín y las refacciones falsas de los colegios). Falta solamente el Ministerio de Vivienda y el combustible de Petroperú para completar el abanico de langostas que están devorando el presupuesto en nombre de los damnificados.